El año comenzó con una gran fiesta, tras las doce campanadas, que muchos finalizaron a altas horas de la mañana del primer día del año. Fuegos artificiales, cohetes, brindis, besos, pitadas de vehículos, sirenas de barcos, llamadas telefónicas... mostraron la explosión de júbilo y alegría en los primeros minutos de 2004. Un año que ha mostrado, en su primera noche, un excelente ambiente en calles y lugares donde la música y las bebidas recibían a miles de noctámbulos dispuestos a pasar una inolvidable Nochevieja. Tras una suculenta cena, bien sea en restaurantes, hoteles o casas particulares, grupos, parejas y pandillas de amigos se reunieron para iniciar la «maratón». El principal «escaparate» de Palma, el Passeig Marítim, fue el reflejo de ese ambiente que recordó, a los más veteranos, las mejores marchas de Mallorca.
Con elegantes atuendos, los hombres principalmente de traje oscuro y las mujeres entre el rojo, negro y dorados, lucían sexys y atrevidos vestidos, quizás demasiado escotados o frescos para una temperatura invernal que rozó a las dos de la madrugada los 6 grados centígrados. Las principales discotecas: Tito's, Pachá, Zarabanda, Caramelo, Art Decó, Mar Salada e Ib's, registraron un buen ambiente durante toda la noche. Los pubs y baretos de la zona tuvieron un ritmo de trabajo ascendente hasta casi la hora de cierre: Farándula, Ave Cesar, Mira Blau, La Bolsa, Salero, etc. Incluso los «amigos» del botellón, a pesar del frío, se reunieron fieles a su económico presupuesto y en algunos, la mayoría, dejando el entorno de la zona más parecido a un vertedero que a un paseo marítimo. La entrada a discotecas, con cotillón, regalos, actuaciones musicales, shows, etc, no tuvo precios excesivamente elevados con motivo de la festividad, entre 15 y 30 euros, aproximadamente. El precio de la copa en locales rondaba los 6 euros. La movida muchos la terminaron con la tradicional chocolatada, pero otros quisieron aguantar el tipo y seguir el ritmo con las fiestas «after». La más sonada fue la de Tito's, donde cientos de ávidos noctámbulos, resistiéndose a «caer» doblados por la marcha, esperaban turno en la entrada ante los destellos de los primeros rayos de sol. Baile y más baile, hasta el mediodía, donde el contraste de quienes salían de las discotecas desentonaba con quienes salían a pasear, hacer ejercicio o a la pastelería.
Si hay que destacar alguna macrofiesta donde la gente en masa acudió a celebrar la Nochevieja hay que reconocer que BCM se llevó el gato al agua. Sus distintos ambientes, despliegue del personal en barras y seguridad, las gogós más espectaculares, pantallas gigantes, los mejores disjokeys del momento, etc llenaron el «Night Club», la zona «Millennium», el «Plante Dance» y cada uno de los rincones donde estaba la fiesta. Y tampoco faltaron las fiestas privadas. Las que cada año se organizan mejor, en casa de uno o en el garaje o local particular de otro. Un equipo de música, cuatro detalles navideños, bombillas de colores, un breve buffet y una abundante «artillería» de licores y refrescos son suficientes para pasar una gran fiesta con los amigos, conocidos y añadidos, con la única intención de pasarlo bien. En definitiva, quien en Nochevieja no se divirtió fue porque no quiso.
Julián Aguirre