T.L./LL.L./J.M.A.
El nombramiento de monseñor Jesús Murgui como nuevo obispo de
Mallorca ha despertado sentimientos de satisfacción y de esperanza
entre las personas que han participado en esta encuesta. En cuanto
a lo que puede ser la actuación concreta del hasta ahora obispo
auxiliar de Valencia, hubo coincidencia en que, en principio, es de
esperar que profundice en la línea de trabajo de quien fue obispo
de Mallorca durante cerca de tres décadas, monseñor Teodor Úbeda,
fallecido el pasado mes de mayo.
Por lo que respecta a la problemática que tendrá que afrontar el nuevo obispo de Mallorca, se destacó el hecho de la progresiva secularización de la sociedad isleña, lo que obligará a desarrollar, según destacaron varios de los entrevistados, una profunda labor pastoral no sólo en las diversas comunidades religiosas, sino también en diversos ámbitos de la sociedad civil actual, sin olvidarse de las personas más desfavorecidas. El hecho de que monseñor Murgui hubiese desarrollado recientemente parte de su labor pastoral en Menorca fue asimismo bien valorado.
Un último reto al que deberá enfrentarse el sucesor de monseñor Úbeda es el de realizar su función en una tierra que en estas últimas décadas ha acogido a miles de personas procedentes tanto de nuestro país como del exterior, lo que supone a la vez un enriquecimiento y un reto para intentar integrar a todas esas personas en la comunidad cristiana de las Islas.