Muy lejos de ese emblemático rincón a cuyos bancos llegaban resoplando los turistas cargados de ensaimadas para hacer una paradita antes de seguir ruta hacia la Catedral, es Born se asemeja más estos días a un parque temático que a esa tradicional postal en sepia de Ciutat. El proyecto municipal de trasladar las atracciones de la Fira del Ram al centro de Palma vio la luz ayer sábado, con la apertura de una zona de recreo que se extiende desde la plaza Joan Carles I hasta el cruce de Conquistadores. A fin de asegurarse la entrada en 2004 con un gran espaldarazo popular, la alcaldesa Catalina Cirer inauguró el recinto en un acto al que asistieron miles de personas y que contó con una amplia representación de la sociedad mallorquina: allí estaban todos los concejales de Cort, el Govern en pleno, los 59 diputados del Parlament, una nutrida delegación del Consell Insular a cuyo frente se encontraba Maria Antònia Munar, los secretarios generales de todos los partidos políticos y sindicatos así como todos los alcaldes de la Part Forana, desplazados en una docena de autobuses que el Ajuntament de Palma había fletado para la ocasión. El hecho de que la masiva presencia de políticos desbordase todas las previsiones unido a la negativa de éstos a bajarse de las atracciones cuando sonase la campana -la organización permitía una vuelta gratis por persona, en riguroso turno- provocó airadas protestas de numerosos ciudadanos. Y las protestas dieron paso a pequeños altercados. La intervención en un par de ocasiones de la fuerza pública solucionó eficazmente el problema: los autores de las quejas fueron multados con 50 euros y los políticos pudieron darse un par de vueltas más en los caballitos. El otro foco de tensión del día fue el que protagonizaron Javier Rodrigo de Santos y Eberhard Grosske, quienes se enzarzaron en un duro combate en cuanto se vieron. La cosa no llegó a mayores porque el propietario de «Choca-Choca Martínez», Pepe Martínez, cortó el fluido eléctrico y conminó amablemente a ambos concejales a que abandonasen sus respectivos autos de choque.
Más radiante que la noche del 25-M, Cirer se dirigió orgullosa a los presentes: «Por fin hemos encontrado el uso más adecuado y digno para nuestro entrañable paseo. Queda inaugurado este parque de atracciones», dijo megáfono en mano. Acto seguido, sonaron los acordes del himno oficial de la ceremonia, el célebre hit de los ochenta «Born to be alive». Es Born era una fiesta.
Pero si la alcaldesa era la viva imagen de la satisfacción, la cruz de la jornada la encarnaba el socialista Antoni Roig. Visiblemente contrariado, el jefe de la oposición no desperdició la presencia de los medios de comunicación para criticar el parque: «Aguanté con estoicismo cuando Cirer me llamó osito de peluche durante la campaña electoral, pero acabo de darme una vuelta por las casetas de tiro y he visto que todos los muñecos de regalo tienen una barba exactamente igual a la mía; y si Cirer me busca, me va a encontrar», advirtió airadamente el edil.
A pesar de la gran afluencia de Vips y famosos de todos los ámbitos, la gran estrella de la inauguración fue el ex jugador de la NBA Denis Rodman, que se pasó la mañana firmando autógrafos junto a la atracción «El Gusano Loco».
«Es una gran persona; ha venido desinteresadamente a apoyar nuestra feria y le estamos muy agradecidos. A cambio sólo nos ha pedido permiso para hacerse un chaletito en un suelo rústico en primera línea de playa», afirmó a este periódico un portavoz municipal.
Ramón Tañarusa