Para quienes tienen costumbre salir en Nochebuena, ésta se divide en varios momentos. Los hay que tras la cena acuden a «matines», y una vez finalizado el acto litúrgico, buscan un lugar donde tomar chocolate con ensaïmades para, al poco rato, regresar a casa. No suelen acostarse muy tarde, y más con una programación televisiva tan pobre.
Hay quien cena en casa con la familia, y que queda con los amigos en el bar, la discoteca o en el botellón, y así pasan la noche, que suele ser más tranquila que la Nochevieja, tal vez porque ésta arranca bastante antes que aquélla; tal vez porque en aquélla piensas que al día siguiente, Navidad, has de ir a comer con la familia, por tanto has de estar presentable a partir de cierta hora de la mañana, mientras que como en Año Nuevo no suele haber almuerzos familiares, si ves amanecer sabes que tienes todo el día para dormir. Ésa, al menos, es la experiencia de quien ha estado en los dos frentes.
Por eso, anteanoche, que salió bastante gente (al menos en la zona del Passeig Marítim), y la mayoría después de haber cenado en casa, los lugares más animados puede que fueran los bares y baretos, discotecas, discopubs y botellón. Ahí tocados con gorrito navideño. Y de madrugada, quien más quien menos, se buscó un lugar donde tomar un chocolate.
Pedro Prieto
Fotos: Pere Bota/S. Cases