Pedro Ferrá se despidió ayer del cargo de presidente de la Asociación de Constructores de Balears que desempeñó en los últimos cuatro años con el convencimiento de que la imagen que proyecta ese sector en las Islas «está distorsionada». «Somos un colectivo que actúa como servidores públicos, es decir, construimos allá dónde nos piden que lo hagamos», dijo Ferrá a este diario, poco después de ceder el cargo a Sebastián Pastor en un emotivo acto celebrado ayer en la sede de la patronal.
El hasta ahora mandatario de los constructores cree que aquellos que asocian al sector con agresiones al medio ambiente, «se equivocan de plano». Ferrá deja atrás una etapa «difícil», según la definió, marcada por la ejecución de grandes obras (la Universiada, el Plan Mirall, entre otros), y, en ocasiones, momentos de «tensión» con el anterior Govern presidido por Francesc Antich. «Ahora, con este nuevo Ejecutivo (de Jaume Matas), nuestra gente respira optimismo ante la posibilidad de que se levante la moratoria, poder licitar obra pública y, de esa manera, asegurar la estabilidad de las cerca de 800 empresas que forman parte del sector, y que da empleo a 50.000 personas de forma directa, y a 110.000, de manera indirecta», explicó.
El nuevo máximo responsable de los constructores, el empresario de Santa Margalida, Sebastià Pastor (propietario de la constructora Pastor S.A.) anunció en una reciente entrevista que concedió a este diario que la facturación de las empresas se reducirá este año entre un 15 y un 20 por ciento como consecuencia de las moratorias urbanísticas. También, opinó que la obra pública deberá tirar del sector en 2004.
«El sector está sufriendo los efectos de las moratorias. La gran actividad registrada en los noventa provocó que las empresas se sobredimensionaran, invirtieran mucho y se hicieran grandes. Ahora tenemos problemas para amortizar, debido a las restricciones que hemos tenido durante los últimos años», dijo el desde ayer, nuevo presidente de la patronal de constructores.