Ayer Air Europa estuvo de estreno. Sus auxiliares de vuelo habían dejado colgados en el perchero del armario de los recuerdos sus viejos uniformes y en su lugar lucían los nuevos, a simple vista de diseño moderno, dinámicos, y desde luego más cómodos, en los que predomina la tela vaquera, pues no en balde los ha confeccionado la firma valenciana Sanz Merino, la que fabrica los vaqueros Cimarron, Loys y Caroche. Ellas concretamente lucen Caroche. ¿Que cómo están? Preciosas. Y encima, el cambio de imagen cumple a rajatabla con el doble objetivo trazado a través del acuerdo entre la compañía aérea y la empresa textil levantina: nueva imagen a cambio de la promoción de una marca de tela vaquera, ya que ellas, según pudimos observar, son lo más parecido a modelos vivientes, que van y vienen, atendiendo al pasaje, durante el trayecto. Vamos, que se dejan ver.
Viajamos con Air Europa, por cierto la mayor compañía aérea nacional de 2003, por sexto año consecutivo, de Palma a Madrid, y viceversa. Más que nada para verlas en acción. Sin menoscabar a ninguna de la compañía, tuvimos la suerte de volar con María Dolores Muñoz del Castillo (sobrecargo), Cristina López, Francisca Bennàsar y Mónica Àlvarez. Y, sencillamente, fue un placer.
A lo largo del viaje pudimos verlas con las variantes del nuevo uniforme. En primer lugar, el de calle, o paseo, pues a nada que se quiten el pañuelito rojo que anudan en torno a su cuello, podría pasar como un traje chaqueta de lo más normal, eso sí, de tela vaquera; luego, durante el servicio a bordo, el de faena; en momentos pantalón, o falda, con camisa blanca a rayitas finas rojas; en momentos pantalón, o falda, con rebeca de a bordo; en momentos pantalón con sobrefalda, también oscura, que puede ser entera o media. También vimos, al menos luciéndolo dos de ellas, el nuevo abrigo: rojo, de lana y poliester al 50%.
Pedro Prieto