Tras la fiesta oficial, con asistencia multitudinaria, alrededor de 3.000 personas, en el Pueblo Español, el jueves noche con motivo del congreso de ABTA, algunos continuaron la marcha por la zona del Passeig Marítim. La primera línea de la bahía de Palma estaba tranquila, la temperatura ideal para poder pasear, sin atasco circulatorio y en algunos de los locales de moda, se revivía el ambiente de los mejores años. Sobre todo la discoteca Victoria que en el «corazón» de su pista de baile los agentes y profesionales del sector turístico británico se movían al ritmo de la música. Entre risas, charlas y baile, los noctámbulos repetían consumición. Mientras unos vestían un atuendo cómodo y desenfadado, otros lucían palmito con sus mejores galas, fue una noche de diversión y eso que al día siguiente había que trabajar bajo la carpa. A pesar de que muchos de estos compañeros del sector, no se conocían rápidamente, quizás debido al buen clima en el interior de la discoteca, hicieron amistad, incluso algunos hasta ligaron. Pero no todos los empresarios de la noche tuvieron esa visión de acoger a los asistencias de ABTA, puesto que algunos locales y discotecas mantenían sus puertas cerradas desaprovechando, posiblemente, la mejor caja del último trimestre. Junto a la discoteca Victoria, uno de los lugares que registraba un excelente ambiente fue el Antic Café que bajo el nombre de «Olés» acogió en su terraza e interior a los ingleses con ganas de vaciar la bodega.
Por otro lado, ayer, una docena de periodistas, pese a la resaca, acudieron al Mercat de Santa Catalina donde pudieron deleitar la gastronomía mallorquina.
Julián Aguirre