El momento puede ser idóneo. Las primeras lluvias y una temperatura suave harán que cientos de aficionados se dispersen por los montes en busca de las preciadas setas. El arranque de la temporada micológica hará que los mallorquines se «echen al monte» en busca de las más preciadas variedades ocultas entre la vegetación, pero de momento, en Mallorca se oyen muy pocos comentarios sobre la aparición de los preciados escalta-sangs, y en los mercados municipales apenas se asoman.
Entre los buscadores de setas se deben hacer «distinciones». La mayoría, disfrutan de cogerlas y también de comerlas. Otros, las cogen pero no las prueban, y otros pocos sólo las miran, las estudian y las filman. Quienes sí se lo toman con filosofía son los que prefieren degustarlas de formas distintas acudiendo a las distintas jornadas que en sus localidades se organizan. Por último están los que gustan de verlas en los puestos del mercado y elegir su variedad favorita.
Que sean muchas las personas que salen al campo cada fin de semana tiene también su reflejo en la actividad de los equipos de rescate. Los despistes pueden acabar a veces en tragedia, por lo que entre las recomendaciones que repiten los veteranos figura la de no salir solo al campo, llevar teléfono móvil y buscar puntos de orientación. El equipo básico cosiste en la cesta o paner, y una navaja. Luego, respetar el medio ambiente y que, en el caso de las setas, jamás se debe coger, y menos aún comer, aquella que no se conozca o ante la que se dude. Se debe descartar la apreciación que se hace sobre que las setas malas ennegrecen la plata o los ajos al hacer un sofrito.
Amalia Estabén