Los comienzos de la práctica detop less se remontan a los inicios del siglo XX, cuando en las primeras décadas surgió un movimiento que reivindicaba la desnudez como expresión inocente y natural. Durante los años 70, el top less y el desnudo en general, supusieron una gran novedad, en una época en la que se escapó de represiones y quedó marcada por el constante canto a la libertad. Así, el siglo pasado finalizó con un nivel de pudor bastante rebajado y, comenzado el siglo XXI, el top less está perfectamente normalizado, aceptado y, cada vez más, también el nudismo íntegro. De una encuesta realizada a una pequeña muestra de la población femenina de Palma se desprende que la práctica detop less está a la orden del día. Aunque la mayoría de las encuestadas no lo practica siempre, coincide en que lo aceptan y lo toman como algo de lo más normal y «natural».
Entre los motivos por los que no se hace top less destacan la falta de costumbre, la compañía y el lugar.
Ana Belén, una de las encuestadas señaló: «Sí, hago top less, aunque no en cualquier playa, sólo en las nudistas o en las que hay poca gente. Dependiendo de la amistad, me tapo o no». Isabel, por otra parte, argumentó que sólo algunas veces: «Cuando hago top less, lo hago porque me parece muy relajante. Cuando no, porque quizá estoy acompañada de gente delante, lo que no me apetece. Haría top less siempre con las personas adecuadas y en el sitio adecuado».
Entre las que contestaron que no acostumbran a tomar el sol sin la parte superior del bikini, una de ellas, Juana, explicó: «No lo hago por cuestión de edad, pero en casa hago nudismo», mientras que otras compartían opinión asegurando, por ejemplo: «No lo hago porque a mi pareja no le gusta, pero sí lo hago en casa porque no me gustan las marcas del bikini». Carmen, otra de las encuestadas contestó: «No, porque no tengo costumbre y no me importa llevar marcas del bañador».
María Salas
Fotos: Julián Aguirre