La presencia de Balears en Varsovia, de la que les hemos estado hablando en días pasados, concluyó de forma inesperada. Todo porque resulta que Guillem Mercadal, integrante de la expedición del archipiélago como representante de Eden Hotels, cumplía 45 años. Realmente no sabemos de quién partió la idea. Seguramente de Tiffany Blackman, que en el transcurso de la presentación del acto le felicitó públicamente por su cumpleaños; lo cierto es que se corrió la voz entre los allí presentes de que al final de la cena le íbamos a dar una fiesta sorpresa a base de tarta con velita y cánticos de ¡cumpleaños feliz! al son de las guitarras de Jovan Milosewsky y Guillem Femenias. Lo suyo, pues, era ser discreto y esperar a que los invitados polacos se fueran. Entonces se apagarían las luces y desde la puerta del fondo saldría la tarta de manzana con las velitas, a la vez que Jovan y Guillem nos animaban a darle las felicidades cantando. Mercadal se quedó pasmado. Aquel buen hombre se veía sorprendido por una iniciativa que surgió en apenas unos segundos, y a la que nos apuntamos todos con gusto. Fue una velada que se prolongó hasta la media noche y en la que, aparte de Mercadal, el protagonista fue el jefe de la Oficina Española de Turismo en Varsovia, Guillem Puerto, quien se nos iba a descubrir ahora como un excelente cantante de canción melódica. Fue una grata sorpresa. Puerto comenzó cantando una nana, «la que mi madre me cantaba cuando era un niño», siguió con tres o cuatro boleros, para, finalmente, hacer un repaso al festival de San Remo de los primeros diez años, siempre acompañado a la guitarra por Jovan y Guillem. ¡Quién nos lo iba a decir, eh! Pues sí. Todo un maestro de la diplomacia y del turismo, cantante. Además, había que ver el sentimiento, el énfasis, que ponía, que ni Gatica, ni Manzanero, ni Machín.
Pedro Prieto