L.T.
Aunque Mallorca no sea muy dada a salir a la calle en
manifestación, en ocasiones señaladas la sociedad isleña ha
desbordado todas las previsiones para secundar una convocatoria.
Fue el caso, en su momento, de la manifestación en defensa del
Estatut; muchos años después la de solidaridad con Miguel Àngel
Blanco, secuestrado y asesinado por ETA, y la del mes pasado en
contra de la guerra en Irak, que batió todos los récords de
asistencia con 40.000 participantes. Precisamente hoy tiene lugar
en Palma otra manifestación por ese mismo motivo. A lo largo del
año pasado Delegació de Govern autorizó un total de 175
manifestaciones, y otras 40 en lo que va de 2003. A este ritmo, el
número de manifestaciones en Mallorca podría llegar perfectamente a
las 240 este año.
Algunas convocatorias son ya clásicas, como la del 1 de Mayo, la del Día de la Mujer Trabajadora o la del 31 de Diciembre, por motivos históricos. Otras, lamentablemente, lo son por una lacra social, como lo es la violencia de género. Y el resto obedecen al rechazo a proyectos gubernamentales, como las movilizaciones contra la ley de calidad o la ley de extranjeria; a iniciativas solidarias, como las manifestaciones a favor del pueblo palestino; a cuestiones laborales o pacifistas, como las manifestaciones protagonizadas estos días en contra de la guerra en Irak.
En cuanto a los protagonistas de estas manifestaciones, algunas caras son ya más que habituales. No hay movilización de talante progresista que no cuente con la presencia de Eberhard Grosske (EU), Margalida Rosselló (Els Verds), Fernanda Caro (EU), Lorenzo Bravo (UGT), José Benedicto (CC OO), el senador Manuel Cámara, la mayoría de los delegados sindicales o los miebros más activos de la Plataforma per la Democràcia y la Globalització Social. Catalina Cirer (PP) no falla en movilizaciones como la organizada la semana pasada por el Bisbat en favor de la paz o la concentración en solidaridad con Ana Eva. A sus compañeros del PP no se les recuerda apenas en manifestación alguna, salvo en la de Miguel Àngel Blanco. El president Antich sale poco a la calle, pero lo hizo en la primera manifestación contra la guerra de Irak, una movilización que se caracterizó, precisamente, por su carácter anónimo y apolítico, por la participación de miles de personas anónimas de todas las edades.