El próximo 1 de mayo comienza oficialmente la temporada turística en Balears y entra en vigor la ¡ecotasa! Así que, hay que ponerse guapos, señores, no sea que nos pillen con el culo al aire. Y así estamos, nuestro patrimonio, o sea, nuestras playas, nuestra gallina de los huevos de oro, o sea, las playas, nuestra identidad turística, o sea, las playas, no están preparadas, basta verlas, el viejo temporal las despeinó y ahora nos toca acicalarlas. Algas amontonadas y escombros de todo tipo pueblan nuestras playas. Esta vez nos hemos ido cerquita, ha bastado irse a las que hay a las afueras de Ciutat, como las de Can Pere Antoni y Ciudad Jardín, para verlo. No es que estén muy sucias, no, es que no están para alardear de ellas.
En pocos días los turistas volverán a cogernos de la mano para que les enseñemos nuestro tesoro, por eso tenemos que sacarle brillo. Basta con ello. No es que las pobres estén asquerosas, no, lo que pasa es que cuando uno va de boda y es el novio, pues ya se sabe, uno no va como cada día. Peor aún, las playas no son el novio, son ¡la novia! de la boda, todo el mundo estará pendiente de ella, su vestido será comentado por todos y, sobre todo, todas, y no digamos el moño. Tiene que estar guapa, más que eso, tiene que estar hermosa y no lo está a falta de pocos días para una boda, que aunque será larga (hasta octubre) seguro que se nos hace corta.
Y además será más cara. Como mínimo 0'25 euros por cubierto, perdón, por turista. Y como máximo dos euros, según la categoría del hotel. Al menos todo parece indicar que el novio seguro que será muy guapo y... que allí estará, en el momento justo y en el lugar indicado. Después de unos días de tensión, con el novio desaparecido, ayer volvió, parece que para no irse más. Nos tenía preocupados, pero todo indica que el día de la boda estará y elegante. Ayer la máxima fue de 19'8 grados. ¡El sol ha vuelto!