Las deficiencias existentes en lo que respecta a las personas mayores no se escapan a ningún ciudadano y es lógico que se establezcan las medidas oportunas para poner remedio a una situación injusta e insolidaria. Es en este marco en el que hay que centrar y valorar la iniciativa del Govern de les Illes Balears de implantar exenciones y bonificaciones fiscales para los familiares que cuiden a una persona mayor dependiente, es decir, que no puede valerse por sí misma.
Es evidente que el mejor entorno para los ancianos es el familiar y, en este sentido, es sumamente positivo que se adopten iniciativas como ésta para, de algún modo, compensar e incentivar el arraigo de éstos en el medio que les es más propicio.
Y es interesante también la propuesta de la Conselleria de Benestar Social de acogimiento de personas mayores dependientes por parte de personas ajenas a la propia familia mediante el establecimiento de compensaciones económicas. Ciertamente, se trata de medidas que pueden ayudar a solventar, en parte, el problema de atención que padecen las personas mayores, sin olvidar la teleasistencia, la asistencia domiciliaria y todo aquello que pueda llevar a una mayor y mejor atención de las mismas.
Sin embargo, no hay que olvidar que en muchos casos las residencias constituyen la única solución. Y en este sentido preocupa que el Govern no haya previsto la creación de una residencia que cubra la demanda de Palma y del centro de la Isla, tal como denuncia el PP, y se limite a concerter un centenar de plazas en centros privados. En el trasfondo de esta planificación de la Conselleria de Benestar, que se olvida de Mallorca, podría estar el enfrentamiento entre EU-Els Verds (Govern) y UM (Consell), un enfrentamiento lógico y normal pero que no debería perjudicar a los mallorquines.