Francisca Alandi, vecina de la casa que el domingo se derrumbó en Sant Magí, junto con sus dos hijos, Salvador y José Luis, este invidente "que tenía que comenzar a trabajar en la ONCE al día siguiente de producirse el derribo, lo cual le ha obligado a demorar por unos días el inicio de su actividad laboral, con permiso, naturalmente, de la ONCE", podrán dormir por espacio de una semana en una pensión que le paga el Ajuntament, y no hacerlo en casa de un amigo como han tenido que hacer anteanoche. (La noche que siguió a la tarde del derrumbe, a estancias de los bomberos, también durmieron en una pensión).
De la mano de Toni Marí, que conoce a la familia, me acerqué a la casa y le pregunté a Francisca si tenían por escrito una notificación de parte de los servicios municipales correspondientes que les aseguren que pueden vivir en su casa, o por el contrario, que les notifiquen que no pueden vivir en ella por temor a un nuevo derribo. «No "respondió la anciana". De palabra me han dicho que no pasará nada, pero por escrito no me lo han querido decir». Por su parte, los servicios sociales de Cort, a estancias del PSOE, que se preocupa del asunto desde el primer día, le paga el cobijo en una pensión "a ella y a sus dos hijos por una semana.
Pero... ¿Y luego, qué? «Lo único que pido "dice Francisca" es que me proporcionen un piso digno que pueda pagar y al que podamos irnos a vivir. No quiero nada más, porque seguir aquí... ¿Quién me asegura que si después de una semana nos venimos a vivir otra vez no se cae? ¿O quién se responsabilizaría si eso pasara?»