Y ahí siguen. Aunque Mendoza ahora va en barco prestado "o alquilado", el Amour secret, de bandera inglesa, no se sabe si solo o con un amor secreto. Porque si lo tiene, lo esconde, o si no, lo camufla, con lo cual hace bueno el nombre del yatazo, blanco, de dos plantas. Ramón Mendoza, por quien parece que no pasan los años, se muestra jovial. No quiere hablar de fútbol, ni del Madrid, aunque reconoce que el otro día «estuve almorzando con Florentino Pérez», rival en las últimas elecciones a las que él se presentó, pero que en estas últimas ha apoyado a muerte, pues parece que no hace muy buenas migas con Sanz, su segundo durante tantos años, a quien cuando le sustituyó llamó 'okupa'.
No muy lejos del «Amour secret» está el «Pitina II», barco de Florentino Pérez, a quien sorprendemos regresando de darle una vuelta al perro salchicha. Viste calzón corto y parece que no tiene muchas ganas de hablar con la prensa.
-Le marcaron cuatro goles a su portero ayer, eh...
-Y diga también que dos de ellos fue por culpa de mis defensas "añade con cierta ironía. No. Créame, ese partido no quiere decir nada. Dentro de quince días ya no será lo mismo. A los jugadores les falta rodaje.
-Y a ustedes, como mínimo, un central con garantías y un 9.
-A nosotros lo que nos pasa es que nos sobran jugadores.
-Sí, de acuerdo, pero cada vez que bombean de rosca desde las bandas sobre su área, a los madridistas se les ponen los pelos de punta...
-No crea. ¿Acaso no valen Ivan Helguera, Campo, Hierro, Roberto Carlos...?
A todo esto acaba de llegar doña Pilar de Borbón, que embarca en el yate vecino al de Pérez, mientras que Villar Mir, encaramado en lo más alto del «Rumbo a Sotogrande», pone en marcha los motores. Él también es del Madrid, aunque en una ocasión que nos acercamos a él a preguntarle por su salida del Madrid, no quiso pronunciarse.