Nadie lo diría. Pero los tiene. 54 años. Los confiesa sin falsa coquetería. Y no los aparenta. Sigue teniendo la misma cara de adolescente pilluelo y pecoso, como rasgo físico con el que remataba una imagen de pubertad que encandiló a toda Europa protestando con ritmo frenético porque su novio no la llevaba a «El partido de fútbol». Por eso Umberto Eco le declaró amor platónico en sus «Apocalípticos e integrados». Es Rita Pavone. Se dio a conocer a los nueve años cuando su padre la presentó en el Festival de los Desconocidos, organizado en el pueblecito de Arezzo, del que era alcalde un cantante de bastante prestigio y popularidad en la Italia de finales de los cincuenta llamado Teddy Reno.
La pequeña Rita ganó el concurso. El promotor Reno se enamoró de ella. Y así empezó una historia de amor entre una chiquilla y un hombretón de más de treinta que culminó en una escandalosa boda celebrada en Suiza en 1968. Desde entonces, han transcurrido treinta y dos años de idílica convivencia matrimonial, fruto de la cual han nacido Alex y Jorge. «Aquello fue muy duro para Teddy y para mí. Cuando me casé con él yo ya tenía veinte años, pero en Italia todos me consideraban una niña. O mejor dicho "se ríe", un niño, aunque a mí nunca me molestó que tuvieran de mí esa imagen de chico pecoso, sobre todo porque de pechos "se vuelve a reír" siempre he ido corta.
Pero volviendo a lo de la boda, además de que toda Italia se escandalizara porque me casaba con un hombre veinte años mayor que yo, nos enfrentamos a la imposibilidad de que Teddy obtuviera el divorcio. Aún no estaba legalizado. Así que tuvimos que casarnos en Suiza y, desde entonces, allí vivimos. De verdad que lo pasamos muy mal. Al cabo de los años, nuestra mayor satisfacción es que seguimos enamorados como el primer día, tenemos dos hijos maravillosos que son mis primeros admiradores, y muchísima gente nos ha pedido públicamente perdón reconociendo que se equivocaron criticando nuestro matrimonio».