Esta semana el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa ha declarado visto para sentencia el caso de dos profesores acusados de un delito de coacciones por castigar a una alumna de 12 años sin recreo durante quince días por negarse a redactar una poesía en catalán, lengua vehicular del centro.
La acusación particular solicita un año y medio de prisión para los dos profesores y cinco millones de pesetas a la Conselleria d'Educació i Cultura, como responsable subsidiaria, porque considera que la medida adoptada por el centro «es inconstitucional y constituye una coacción para los padres». Mientras, la fiscal pidió la absolución para ambos, al considerar que no se ha constatado el delito de coacciones.
El incidente se remonta a enero de 1998, en el colegio Puig den Valls, donde una alumna de 12 años redactó una poesía en castellano con motivo del Dia de la Pau, que después quiso leer en público. La jefa de estudios, Eudivigis Sánchez Meroño, una de los dos encausados, recordó a la menor que el proyecto educativo del centro establece que la lengua vehicular es el catalán, por lo que debía hacerlo en esta lengua. La reacción de la alumna, según el director del Puig den Valls, Idelfons Juan Marí "también acusado", «la alumna retiró el trabajo y no dio respuesta a la jefa de estudios».
Ante el incumplimiento de las normas del centro, ya que la menor abandonó el colegio sin autorización en horas lectivas, la dirección castigó a la niña con 15 días de descanso vigilado durante los recreos. La controversia ha surgido por la intención de la acusación de establecer una conexión entre este hecho y el castigo que se le impuso a la niña, extremo que ha sido rechazado por el director del colegio. Idelfons Juan Marí aseguró que cuando la alumna incumplió las normas se intentó contactar con los padres, «pero la familia no dio señales de vida», por lo que se decidió mantener las medidas preventivas para garantizar la seguridad.
La jefa de estudios mantiene que, incluso, fue amenazada por la
madre de la alumna, en presencia de varios testigos, y le profirió
varios insultos.
La madre de la menor, Herminia García, ha argumentado el conflicto
surgido con su hija en el colegio en base a que ella había pedido
el castellano como lengua vehicular. Manifestó en el juicio que su
hija «había llorado porque no le habían dejado decir la poesía en
castellano».