En la primera mitad de los años cincuenta, con el Mallorca en Tercera, pasaron una larga temporada de altibajos hasta que en la de 1958-1959, con el argentino Juan Carlos Lorenzo como jugador-entrenador, ascienden a Segunda División.
Pero volvamos al principio... El Mallorca entraba y salía de las crisis debido a su afán de ascender a Segunda División. La temporada 56"57 el entrenador era Andreu Quetglas, y con él subieron a Tercera. En la liga de ascenso a Segunda el Alcoyano les eliminó. El equipo titular del Mallorca que había vuelto a fracasar al no conseguir el ascenso tan deseado lo formaban Florentino, Sabaté, Crespí, Badía, Turró, Lalo, Mascaró, Forteza, Morro, Jofre y Tomás.
En la promoción de ascenso a Segunda les tocó el Elche. Perdieron 4"2. El presidente Rosselló tomó la medida más drástica de la historia del Mallorca. Hizo una plantilla nueva (exceptuando a Magí y a Forteza) y trajo un entrenador nuevo: Juan Carlos Lorenzo. Un técnico argentino al que Di Stefano "que estaba de vacaciones en Mallorca" recomendó. Lorenzo suscribió su contrato con el Mallorca el 30 de junio de 1958. Con él se desató una furiosa política de fichajes. Se incorporaron Àngel Cobo, J. Manuel Martínez, Jaume, Arqué, Currucale, Hugo Villamide, Csoka, Botxet y Rodríguez.
En el campeonato de Tercera demolieron a sus rivales y en la promoción eliminaron primero al Sans y luego al Nástic de Tarragona, con el que empataron a dos en su campo pero le golearon en Palma por 6"0. Lo hicieron Forteza, Peña, Villamide (2) y Martínez (2).
La alineación de ese día fue: Costa, Arqué, Diego, Cobo, Forteza, Currucale, Czoca, Martínez, Lorenzo, Peña y Villamide.
Fue la segunda gran alegría y la temporada siguiente, el delirio. Sin embargo los rostros de José María Lafuente, Jaume Rosselló y Lorenzo, así como el color de la corbata del primero, invitan a pensar lo contrario.