La Alta Representante de la Unión Europea para política exterior, Kaja Kallas, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han elevado el tono este jueves con una contundente solicitud dirigida a los líderes de los 27 Estados miembros. En una carta conjunta remitida antes de la reunión en Bruselas, ambas dirigentes europeas han expresado la necesidad imperiosa de impulsar acciones coordinadas para materializar el fortalecimiento militar del bloque comunitario.
«Debemos avanzar con determinación hacia la siguiente fase para garantizar nuestra preparación defensiva. Proponemos dar pasos acelerados hacia las siguientes etapas en la construcción de una capacidad de disuasión europea más autónoma y potente», señalan en el documento las máximas representantes de la diplomacia y el ejecutivo comunitarios.
Este llamamiento no surge en el vacío, sino en un contexto geopolítico cada vez más tenso donde, según advierten, «la perspectiva de una confrontación militar directa es mayor de lo que ha sido en décadas». La gravedad de la situación, remarcan, «no puede exagerarse» tanto en magnitud como en urgencia.
España ante las exigencias de la OTAN
La iniciativa europea se produce pocas horas después de la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya, donde los países miembros respaldaron la propuesta impulsada por Estados Unidos de alcanzar una inversión en defensa del 5 % del PIB para 2029. Ante esta circunstancia, la posición de España ha quedado claramente definida por boca del presidente Pedro Sánchez.
El mandatario español, aunque reafirmó su compromiso con los acuerdos de la Alianza Atlántica, estableció un límite claro: el gobierno no superará el 2,1 % del PIB nacional en gasto defensivo. La justificación ofrecida se centra en la voluntad de no desmantelar el estado del bienestar en nuestro país. Según los cálculos expuestos por Sánchez, alcanzar el umbral del 5 % exigiría destinar aproximadamente 300.000 millones de euros al rearme durante los próximos años, una cifra que contrasta significativamente con el 4,7 % que España dedica actualmente a Educación.
Las dirigentes europeas han insistido en la necesidad de aprovechar plenamente los mecanismos ya existentes para incrementar el gasto militar. Entre estos instrumentos destacan la activación de la cláusula de escape o la implementación de préstamos específicos para Defensa desarrollados por la Comisión Europea.
Kallas y Von der Leyen abogan por un impulso decisivo para aprobar la legislación europea que consolide un auténtico mercado europeo de Defensa, fortaleciendo simultáneamente la base industrial del continente. Este marco normativo representa una pieza clave en la estrategia para revertir lo que califican como «años de insuficiente inversión» en capacidades defensivas. «El rearme tendrá que constituir un esfuerzo colectivo sostenido en un futuro previsible», subrayan en su comunicado, enfatizando la naturaleza a largo plazo de este compromiso estratégico.
Ucrania como prioridad
Un aspecto fundamental de la propuesta es el mantenimiento del apoyo «sostenido» a Ucrania, lo que según las dirigentes comunitarias requiere un reforzamiento de la capacidad industrial europea. «Estamos ante una guerra de desgaste, de recursos y de sistemas industriales de defensa en competencia», analizan, añadiendo que también representa «una guerra de valores fundamentales para nuestra identidad europea común».
El documento también aborda la necesidad de fortalecer los canales de cooperación con terceros países y organizaciones internacionales, destacando especialmente a la OTAN, que continúa siendo reconocida como la «base de la defensa colectiva» del continente europeo.
Las medidas propuestas para el rearme europeo están diseñadas para permitir la participación de países afines, subrayando que el incremento de las capacidades defensivas europeas facilitará que los aliados de la OTAN alcancen sus objetivos «más rápido y de manera más efectiva». El incremento del gasto militar hasta los niveles propuestos por la OTAN plantea serios interrogantes sobre su viabilidad económica, especialmente para países como España que mantienen compromisos presupuestarios significativos en políticas sociales.
La transición desde la actual partida que España destina a Defensa hasta el 5 % representaría prácticamente cuadruplicar la inversión actual en un contexto en que se carece de nuevos presupuestos generales. El debate coincide con un momento en que numerosos países europeos enfrentan restricciones presupuestarias y compromisos con la estabilidad fiscal. La cuestión fundamental radica en determinar cómo equilibrar las crecientes necesidades de seguridad con el mantenimiento de las políticas sociales que caracterizan el modelo europeo de bienestar. Sin embargo, las tensiones con Rusia y la incertidumbre sobre el compromiso estadounidense con la seguridad europea han acelerado un proceso que hasta hace poco parecía impensable.
Yo les pondría el mismo casco que se puso nuestra ministra de defensa, si, el azul europeo y las mandaba a las trincheras de Dnipro...