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La izquierda francesa vuelve a postularse para encabezar el gobierno si cae Barnier

La falta de un mínimo consenso sobre los presupuestos para 2025 ha provocado esta situación

Tensión en la Asamblea Nacional francesa. | Efe - MOHAMMED BADRA

| París |

Dirigentes de la izquierda francesa han reivindicado que su espacio político es el que debe ocupar la jefatura de Gobierno en caso de que se cumplan los pronósticos y caiga el actual primer ministro, Michel Barnier, fruto de una moción de censura que se votará el miércoles en la Asamblea Nacional tras la falta de un mínimo consenso sobre los presupuestos para 2025.

En las elecciones legislativas de julio, el Nuevo Frente Popular (NFP), del que forman parte el Partido Socialista y La Francia Insumisa (LFI), entre otras formaciones, ya insistió en que debía tomar las riendas del Ejecutivo por ser el bloque con más representantes en la Cámara Baja, por delante de los aliados del presidente Emmanuel Macron y de la ultraderecha de Marine Le Pen. La izquierda postuló entonces a la economista Lucie Castets, que este martes, en declaraciones a Franceinfo, se ha declarado «preparada para gobernar» si así se lo reclama Macron.

Ha matizado, no obstante, que no quiere hacerlo a toda costa y que no se trata de «una cuestión personal», ya que podría respaldar a otra persona que estuviese «en una mejor posición». Macron descartó la opción de Castets y cualquier otra surgida desde la izquierda con el argumento de que contaban con el rechazo explícito del resto de grupos y, por tanto, estaba abocada al fracaso. Terminó optando por Barnier, procedente de Los Republicanos y que tampoco ha logrado consolidar los apoyos en la Asamblea Nacional.

El líder de los socialistas, Olivier Faure, apuesta como Castets por «un primer ministro de izquierdas», capaz de presentar «un proyecto de izquierdas» ante el Parlamento aunque pueda estar abierto a «compromisos» con otros grupos, como ha explicado en declaraciones a BFMTV. Faure ha denunciado que Barnier «sólo ha tendido la mano a Marine Le Pen» para tratar de salvar el proyecto de presupuesto de la Seguridad Social y, en última instancia, garantizar su supervivencia política. En este sentido, ha afirmado que el primer ministro «nunca» ha buscado la más mínima discusión con el Partido Socialista.

Barnier recurrió el martes al artículo 49.3 de la Constitución, una prerrogativa que le faculta a sacar adelante un texto sin necesidad de votación pero faculta a la oposición a presentar mociones de censura. Tanto el NFP como la Agrupación Nacional de Le Pen han lanzado sendas iniciativas, con visos de prosperar en el caso de la de la izquierda. Los dos bloques opositores están abocados a votar juntos, por lo que en las últimas horas han buscado marcar distancias en sus respectivos discursos.

Le Pen ha lamentado en declaraciones a la prensa las «obsesiones» de la izquierda y le ha instado a «evitar insultar» a quienes terminarán votando lo mismo en la Asamblea Nacional, aunque sea por un enemigo común. La legislación francesa no concede un carácter constructivo a las mociones de censura, que no requieren la presentación de un candidato alternativo al actual primer ministro. La facultad del nombramiento recae en el jefe de Estado, en este caso Macron, que debería abrir una nueva ronda de contactos y nombrar a una nueva persona para encabezar el Gobierno.

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