Ucrania denunció este jueves una nueva escalada por parte de Rusia, que atacó con misiles cargados con munición de racimo el sistema eléctrico ucraniano, una acción reivindicada por el presidente Vladímir Putin como una respuesta a los ataques ucranianos con misiles de largo alcance de Estados Unidos contra territorio de Rusia.
«Varias regiones han informado de ataques con misiles Kalibr con municiones de racimo dirigidas de forma deliberada a infraestructuras civiles», afirmó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Zelenski explicó que el uso de este tipo de munición prohibida -que está compuesta de multitud de submuniciones que se dispersan y expanden la superficie de daños- complica el trabajo de los servicios de rescate y de los ingenieros eléctricos que reparan las infraestructuras alcanzadas.
El presidente ucraniano se refirió a este nuevo bombardeo ruso -el undécimo ataque masivo contra la red eléctrica ucraniana desde el pasado mes de marzo- como «otra escalada especialmente perversa en las tácticas terroristas rusas», en referencia al uso de munición de racimo. El presidente ruso, Vladímir Putin, confirmó el ataque masivo y afirmó sin dar más detalles que «fueron alcanzados 117 objetivos».
«Por supuesto, responderemos a los ataques que se llevan a cabo contra el territorio ruso con misiles de largo alcance de fabricación occidental», dijo Putin desde Astaná, en Kazajistán, asiste a una cumbre de la alianza militar postsoviética Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). El presidente ruso señaló también que Rusia podría volver a emplear el misil balístico hipersónico Oréshnik probado por primera vez hace una semana, del que dijo que ya ha comenzado su producción en serie. Putin afirmó que el Ejército ruso «está seleccionando objetivos para la destrucción en el territorio de Ucrania, que podrían ser instalaciones militares, empresas de la industria de defensa o centros de toma de decisiones en Kiev». Más de un millón de abonados sin luz Según las cifras presentadas tanto por Zelenski como por Putin, Rusia ha empleado en este nuevo ataque un centenar de misiles y más de 90 drones kamikaze.
Ucrania ha logrado derribar 79 de estos misiles y 35 de los drones, según un parte militar. Pese este elevado porcentaje de interceptación de misiles, el bombardeo ha provocado de nuevo graves daños en el sistema eléctrico ucraniano. Buena parte de los misiles han tenido como objetivo la parte occidental de Ucrania. En las regiones de Leópolis, Volinia y Rivne, más de un millón de abonados se han quedado temporalmente sin luz debido a los destrozos causados por los misiles rusos. Las autoridades regionales también han informado de apagones en otras zonas del país como Zhitómir (centro) y Jersón (sur).
Aparte de los apagones provocados por los impactos en el equipamiento, las autoridades ucranianas aplicaron cortes de electricidad para minimizar daños en el sistema durante el ataque. Ucrania ya aplicaba antes de este ataque un régimen de racionamiento de energía por horas en todo el país a consecuencia del déficit de generación creado por el anterior gran bombardeo ruso contra el sistema energético del país, que tuvo lugar el pasado 17 de noviembre.
Ese bombardeo puso fin a dos meses sin cortes de electricidad en Ucrania, cuyos pueblos y ciudades sufrieron este verano apagones programados constantes de hasta media jornada al sumarse a los efectos de anteriores ataques rusos la bajada de la producción de las centrales nucleares del país, que estaban entonces en mantenimiento. Ucrania ha advertido repetidamente de las intenciones de Rusia de dejar al país sin suficiente energía para afrontar el invierno, que es la época de mayor consumo debido a las bajas temperaturas y el mayor número de horas de oscuridad. Los ucranianos han conseguido minimizar los efectos de la destrucción causada con Rusia gracias a la electricidad que importan de países de la Unión Europea. Kiev también ha recibido apoyo exterior económico, técnico y material para reparar sus infraestructuras dañadas.