El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, ha afirmado este miércoles que Washington no ha visto pruebas sobre la supuesta existencia de un búnker del partido-milicia chií Hezbolá bajo un hospital en la capital, Beirut, después de que Israel denunciara que en el mismo había cientos de millones de dólares almacenados por el grupo.
«No hemos visto pruebas de eso hasta el momento», ha dicho Austin. «Seguiremos colaborando con nuestros socios israelíes para obtener más detalles sobre lo que están buscando», ha señalado, un día después de que un grupo de periodistas acudiera a las instalaciones para intentar verificar las denuncias de Israel. Sin embargo, ha hecho hincapié en que tanto Hezbolá como el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) «usan a civiles como escudos humanos» y «ponen sus almacenes de armas en edificios de apartamentos, debajo de mezquitas, hospitales, escuelas y hospitales para que sea más difícil atacarlos».
«Debido a estas dificultades, ha aumentado el número de casos en los que hay víctimas civiles», ha manifestado Austin, quien ha resaltado que se trata de «un contexto de batalla muy complicado». Además, ha insistido en que el Ejército de Israel «tiene que hacer todo lo posible para proteger a los civiles» en el marco de sus ataques contra Líbano y la Franja de Gaza.
El portavoz del Ejército de Israel, Daniel Hagari, afirmó el lunes que Hezbolá guarda 500 millones de dólares (unos 462 millones de euros) en lingotes de oro en un búnker ubicado deliberadamente bajo el Hospital Sahel de Beirut y que era uno de los búnkeres del fallecido líder del grupo, Hasán Nasralá. Poco después, el director del Hospital Sahel, Fadi Alamé, rechazó las acusaciones y anunció una evacuación «forzosa» del centro sanitario ante el temor de que Israel llevara a cabo un bombardeo contra las instalaciones.
Además, instó a las Fuerzas Armadas libanesas a registrar el hospital para garantizar que no existe ningún túnel bajo el edificio. El Ejército israelí desató el 1 octubre una nueva invasión de Líbano tras días de intensos bombardeos y ataques contra el país, incluida la explosión coordinada de miles de dispositivos de comunicación, después de más de once meses de combates con Hezbolá en la zona fronteriza.
El repunte de las hostilidades se enmarca en los enfrentamientos desde hace cerca de un año, después de que Hezbolá atacara territorio israelí un día después de los ataques perpetrados el 7 de octubre de 2023 por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y otras facciones palestinas, que llevaron a Israel a desatar una cruenta ofensiva contra la Franja de Gaza.