Unas 70 personas fueron detenidas en la manifestación de este domingo en Bruselas contra las restricciones sanitarias adoptadas por la pandemia, en la que según la policía participaron 50.000 personas y medio millón según los organizadores, y que concluyó con disturbios y escenas de violencia en el barrio europeo. Aunque la marcha en sí transcurrió en calma, esta quinta y más concurrida manifestación de las convocadas en los últimos dos meses en Bruselas por los mismos motivos concluyó con disturbios en el parque del Centenario y en calles aledañas, en las que se encuentran los principales edificios de las instituciones europeas.
Al final del acto se produjeron enfrentamientos entre los manifestantes y la policía, con el resultado de al menos tres agentes y doce manifestantes heridos, aunque no de gravedad, según informó la policía de Bruselas. Los alborotadores vandalizaron algunos edificios y vehículos, lo que obligó a la policía a utilizar cañones de agua y gases lacrimógenos para intentar dispersar al aproximadamente medio centenar de manifestantes que rehusaban abandonar el parque del Cincuentenario.
En un comunicado, la policía afirmó que los agentes fueron «claramente atacados con objetos pesados», como cubos de basura, vayas o adoquines, y que los alborotadores «buscaron deliberadamente la confrontación», por lo que se llevará a cabo una investigación más exhaustiva a cargo de un «grupo de trabajo judicial», por lo que no se descartan más detenciones. «La libertad de expresión es uno de los fundamentos de nuestra sociedad», dijo el primer ministro, Alexander De Croo. «Todo el mundo es libre de expresar su opinión, pero nuestra sociedad nunca aceptará la violencia indiscriminada, y menos contra nuestra policía. Las personas implicadas este domingo serán procesadas», aseguró.
«Nada puede justificar las agresiones físicas a la policía. En consulta con el fiscal, haremos todo lo posible para identificar a los autores», señaló, por su parte, el alcalde de Bruselas, Philippe Close, quien calificó la jornada de «difícil». En la misma línea se expresó el ministro presidente de la región de Bruselas, Rudi Vervoort, quien calificó de «inquietantes» las imágenes de violencia vistas hoy en la capital belga, dijo que «el derecho a manifestarse no es una excusa para destruir nuestra ciudad y atacar a nuestra policía» y avisó de que los servicios policiales «están haciendo todo lo posible para encontrar y castigar a los autores de estos actos inaceptables».
Organizada por asociaciones como Manifestación Mundial por la Libertad y Europeos Unidos por la Libertad, inició su marcha al mediodía desde la Estación del Norte hasta el Parque del Cincuentenario, donde convocantes belgas y de otras nacionalidades pronunciaron discursos a primera hora de la tarde. Los asistentes, igualmente, portaban pancartas con críticas a los gobiernos europeos, la vacunación o el certificado COVID digital, y la inmensa mayoría de los participantes no llevaba la mascarilla puesta.
Para tratar de que la convocatoria tuviera la máxima repercusión posible, los convocantes habían lanzado llamamientos en redes sociales y organizaron viajes en autobús y en tren hasta la capital belga desde otros países europeos para defender «la democracia, los derechos humanos y el respeto a la Constitución». Europeos Unidos por la Libertad afirma en su página web que la propagación de covid-19, la saturación de los hospitales y las muertes de personas enfermas no justifican la derogación de las libertades fundamentales garantizadas por la democracia.
«La peor enfermedad que hemos importado de China no ha sido el virus, sino el totalitarismo», afirma el movimiento, que también critica «la falta de debate público previo a las decisiones que toman los gobiernos basándose en el asesoramiento científico». Durante los últimos fines de semana han sido habituales las protestas contra las medidas sanitarias en Bruselas, y a menudo han concluido con escenas de violencia.