Una de las medidas que ha adoptado China en estas pasadas semanas para combatir la proliferación del coronavirus en su territorio han sido los test anales, practicados tanto en ciudadanos chinos como en extranjeros durante sus cuarentenas obligatorias a la llegada al país asiático, un protocolo sanitario que ha causado comentarios y reacciones ya que, aunque no es doloroso sí resulta según algunos un tanto «humillante».
Según informa la televisión pública CCTV, y se han hecho eco numerosos medios internacionales, los habitantes de varias zonas de la capital, Pekín, fueron sometidos a un test rectal después de localizarse varios casos de coronavirus en el vecindario. Este mismo método se emplea para supervisar el estado de salud de las personas que llegan al país procedentes del exterior.
Si bien la forma más habitual de realizar los controles para descubrir a los casos positivos y así tratar de frenar el avance de la pandemia ha sido mediante cribados masivos mediante PCR, a través de muestras recogidas en nariz o garganta, las autoridades chinas recurren cada vez más a los test rectales para detectar la COVID-19. Entre sus beneficios, según estas mismas fuentes, se encuentra el incremento de la fiabilidad de los resultados.
No obstante, la televisión pública china también recogió que no se considera como probable que este tipo de pruebas se generalicen hasta el punto de imponerse a las PCR más extendidas, ya que su operativa implica un punto de mayor complejidad.
El Ministerio de Salud de China ha registrado este jueves otros 82 casos de coronavirus, de los cuales 60 son de transmisión comunitaria, para un total de 28 asintomáticos.
Las autoridades sanitarias han precisado que de esos 60 casos locales -19 de los cuales son asintomáticos-, la provincia de Heilongjiang ha diagnosticado 28 y la de Jilin, nueve, mientras que otros tres se han detectado en Hebei y uno más en Shaanxi.
Desde diciembre de 2020, se han detectado «grupos epidémicos» en Pekín, y en las provincias de Sichuan, Liaoning, Hebei y Heilongjiang. Las autoridades sanitarias han confirmado un total de 89.326 casos acumulados y 4.636 fallecidos.