El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció hoy la suspensión a partir del lunes de todos los corredores aéreos seguros que permitían a viajeros de algunos países eludir una cuarentena al llegar al Reino Unido, a fin de evitar la importación de nuevas variantes del coronavirus.
Países como España, Francia e Italia ya estaban fuera de esa lista de orígenes considerados seguros, pero quienes viajaban desde Noruega, Australia y Japón, entre otros territorios, aún estaban exentos del aislamiento obligatorio durante diez días.
El anuncio se produce después de que ayer Londres prohibiera los viajes desde Sudamérica y Portugal a raíz de la detección de una nueva variante del coronavirus en Brasil de la que todavía no se sabe con certeza si es más contagiosa o bien si puede ser resistente a las vacunas.
En una rueda de prensa, Johnson indicó hoy que el cierre de los corredores aéreos tiene como objetivo proteger al Reino Unido de cualquier posible «cepa sin identificar» que pudiera entrar en las islas británicas.
El consejero médico del Gobierno, Patrick Vallance, alertó de que «es posible» que algunas variantes «puedan esquivar las vacunas hasta cierto punto en el futuro».
«Algunas de las que están ya ahí fuera» podrían ser capaces de «saltarse los sistemas inmunes que se han desarrollado en respuesta a vacunas o a infecciones previas», recalcó.
A partir de las 04.00 GMT del lunes, como ya había adelantado el Gobierno, los viajeros que lleguen al Reino Unido deberán haber dado negativo en un test de covid-19 en las 72 hora previas.
La eliminación de la lista de países seguros implica que no habrá viajeros exentos de esa exigencia.
El Reino Unido ha vacunado ya a 3,2 millones de sus ciudadanos, pero se enfrenta al mismo tiempo a un avance alarmante del virus debido a una mutación aparentemente más contagiosa que las conocidas hasta ahora.
En la última jornada ingresaron en hospitales británicos 4.262 personas con coronavirus, un récord desde que se inició la pandemia, mientras que permanecen hospitalizados en total 37.282 pacientes, en torno a 15.000 más que en el pico máximo de la primera ola, el pasado abril.
El Ejecutivo notificó este viernes 1.280 nuevos muertos por la enfermedad, solo ligeramente por debajo del récord de 1.564 registrado esta semana, y 55.761 contagios.
«A pesar de todos los esfuerzos de nuestros médicos y enfermeras, estamos viendo tristemente cómo se posponen tratamientos contra el cáncer, las ambulancias tienen que hacer largas colas y las unidades de cuidados intensivos se ven obligadas a ampliarse», afirmó el primer ministro.
«Este no es momento para la más mínima relajación», a pesar del avance en la campaña de vacunas, que desde esta semana incorpora a las farmacias en Inglaterra.