La Comisión Europea (CE) plantea crear nuevos impuestos a nivel comunitario que podrían recaudar entre 33.300 millones y 42.300 millones de euros al año para costear el reembolso de la deuda que se emitirá para financiar el Fondo de Recuperación pospandemia.
«Hemos venido insistiendo en que la Unión Europea (UE) necesita una base más fiable de recursos propios, especialmente ahora que tenemos que pagar lo que emitiremos para financiar este instrumento», dijo el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, este jueves en una rueda de prensa.
Bruselas quiere empezar a devolver a partir de 2027 el principal y los intereses de la deuda que emitirá para financiar el Fondo de Recuperación de 750.000 millones anunciado el miércoles por la Comisión Europea.
Para costearlo plantea un impuesto digital, una ampliación de la contribución del sistema de comercio de emisiones de carbono, una tasa al carbono en frontera, un impuesto a las grandes empresas que operan en la UE o una contribución sobre el plástico no reciclable.
Bruselas aún no ha hecho el diseño concreto de las mismas y éstas deberían recibir el visto bueno de todos los Estados miembros y la Eurocámara para salir adelante. En todo caso, la mayoría de las propuestas concretas no llegarán hasta mediados del próximo marco presupuestario plurianual (2021-2027).
«En el próximo marco financiero plurianual, al menos al principio, el único nuevo recurso podría ser la tasa sobre los desechos plásticos», dijo Dombrovskis.
Este recurso ya se había planteado en 2018, cuando la CE presentó su primera propuesta de marco financiero, y consistiría en una contribución nacional en función del volumen de plástico no reciclado, a razón de 0,8 euros por kilo.
Aunque este diseño podría cambiar, Bruselas calculó entonces que recaudaría unos 7.000 millones de euros al año.
También está sobre la mesa una posible tasa digital, que podría recaudar hasta 1.300 millones de euros anuales.
El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, recordó este jueves que la UE está comprometida a encontrar una solución global para el diseño de este impuesto en el seno de la OCDE, pero al mismo tiempo mantiene sus planes de proponer su propia tasa si para finales de este año no hay un acuerdo internacional. «Sería muy contraproducente avanzar una propuesta europea ahora», dijo.
La Comisión contempla, además, una posible ampliación del sistema europeo de comercio de emisiones (ETS, en inglés) al sector marítimo y de la aviación, que ahora mismo no están cubiertos por el mismo. Los Estados podrían seguir quedándose con el máximo de ingresos que conservan ahora por este comercio, mientras que el excedente iría al presupuesto europeo, explica la Comisión en sus documentos.
Los ingresos podrían llegar a los 10.000 millones anuales en función de la evolución de las emisiones y el grado de ampliación.
La Comisión Europea trabaja además en un «mecanismo de ajuste de carbono en frontera», destinado a compensar la desventaja que sufren los productores europeos por las importaciones desde países con menos exigencias ambientales. Este podría recaudar entre 5.000 y 14.000 millones en función del diseño.
La CE ya está haciendo una evaluación de impacto de la medida de cara hacer una propuesta que podría formar parte de la futura ley medioambiental, según explicó Gentiloni, quien reconoció que diseñarlo «no es fácil».
Por último, Bruselas plantea un impuesto a las grandes empresas que operan en la UE, que podría generar otros 10.000 millones al año pero del que no han avanzado detalles.
«Las empresas que obtienen grandes beneficios del mercado único y sobrevivirán a la crisis, también gracias a las ayudas directas e indirectas de la UE y nacionales, podrían contribuir a la reconstrucción», apunta el Ejecutivo comunitario.