El Gobierno de Alexis Tsipras acude al Eurogrupo de este lunes con propuestas que espera convenzan a sus socios a apoyar un desembolso parcial de las ayudas pendientes o a elevar la emisión de deuda a corto plazo, para que Grecia pueda así hacer frente a sus problemas de liquidez.
Aunque fuentes gubernamentales señalaron este sábado que el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, respondió «positivamente» a la carta que le envió el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, con detalles sobre algunas de las reformas que planea, entre ellas la mejora de la recaudación del IVA a través de patrullas particulares, algunos medios sostienen que Bruselas no se da por satisfecha.
Según la edición dominical de «To Vima», los socios de la eurozona no consideran suficientes, por ejemplo, las iniciativas encaminadas a mejorar la recaudación del IVA mediante particulares, cuyo cometido sería detectar con material audiovisual fraudes en los centros neurálgicos del abuso, como puedan ser los clubes nocturnos o las consultas médicas.
Entre los puntos que Varufakis estudia mejorar, según el citado medio, figuran algunos que han provocado críticas dentro del izquierdista Syriza, como son eliminar algunos de los tipos reducidos del IVA, o sacar adelante alguno de los proyectos de privatización, cuyos concursos públicos ya se han cerrado pero que todavía no se han puesto en marcha.
Entre estos figura la privatización de una serie de aeropuertos regionales, por los que ha pujado la compañía alemana Fraport y que el Gobierno de Atenas quería reconsiderar pese a la protesta abierta de Berlín.
Un punto que puede suponer un obstáculo en la reunión del Eurogrupo de mañana es la petición de Atenas de que la revisión técnica de las reformas se celebre a partir de ahora en Bruselas.
Para el Gobierno de Tsipras este detalle tiene una fuerte carga simbólica pues le permitiría decir que ha evitado el regreso a Atenas de las instituciones que conformaban la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
Bruselas, en cambio, parece insistir en que la revisión se haga en Atenas como hasta ahora, con el fin de poder analizar a fondo la contabilidad del Gobierno y la letra pequeña de sus reformas.
Las propuestas enviadas al Eurogrupo tienen como objetivo mejorar la recaudación de impuestos, la efectividad de la administración, la reducción de trámites burocráticos, la gestión presupuestaria, pero también la crisis llamada humanitaria.
Por ahora no hay indicios de que la eurozona vaya a adelantar algún tramo del rescate pendiente de 7.200 millones de euros, como tampoco hay señales de que el Banco Central Europeo (BCE) vaya a permitir a Grecia elevar el techo de emisión de Letras del Tesoro para poder financiarse a corto plazo.
El BCE ha dejado claro que los tratados impiden elevar este límite de 15.000 millones de euros, que Grecia ya ha agotado y que solicita aumentar en al menos 8.000 millones más.
En una conversación telefónica que mantuvo ayer con el presidente del BCE, Mario Draghi, Tsipras recalcó que el banco emisor, como entidad independiente, no debe estar sujeto «a presiones políticas», y tratar por igual a los países, independientemente de si sus ministros de Finanzas se llaman Sturnaras, Jarúvelis o Varufakis, en alusión a dos titulares de Hacienda durante el Gobierno conservador.
Varufakis fue más directo y en una entrevista hoy con el diario italiano «Corriere della Sera», afirmó que el BCE es ahora «muy disciplinado» contra Grecia, mientras que «en 2012, en una situación de crisis similar, pero con un ejecutivo conservador, fue flexible y ofreció sin problemas al Gobierno la posibilidad de emitir títulos a corto plazo».
En la citada entrevista Varufakis recalcó que si no se llega a un acuerdo con los socios, habría «un problema», pero aseguró que el Gobierno griego no se siente «pegado a sus sillas» y tiene la opción de «convocar elecciones o un referéndum».