La Justicia egipcia ordenó ayer prisión preventiva para el depuesto presidente Mohamed Mursi, retenido por el Ejército, mientras decenas de miles de sus seguidores y detractores se echaron a las calles y en los choques murieron cinco personas y hubo decenas de heridos.
El juez del Tribunal de Apelación de El Cairo, Hasan Samir, dispuso la medida cautelar contra Mursi, depuesto por las fuerzas armadas el pasado día 3, por supuestos vínculos con el grupo palestino Hamás para perpetrar «acciones enemigas contra el país».
También está acusado del asesinato de presos y oficiales de policía, además del secuestro de responsables de seguridad, del asalto e incendio de la cárcel de Wadi Natrun y de atacar instalaciones de las fuerzas del orden.
Mursi estuvo recluido en Wadi Natrun durante la revolución que derrocó al régimen de Hosni Mubarak entre enero y febrero de 2011, pero logró escapar a los dos días de su detención gracias al caos que reinaba en los presidios tras la desbandada de los guardianes.
Por el momento, el Ministerio del Interior no ha recibido ninguna notificación para empezar los preparativos para el ingreso del islamista en alguna de sus prisiones.
La orden del juez fue aplaudida por los manifestantes que acudieron por decenas de miles al caer la tarde a la plaza Tahrir de El Cairo en respuesta al llamamiento del jefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi, quien pidió a los ciudadanos salir a la calle para apoyar a las fuerzas del orden en su lucha contra la violencia.
La céntrica plaza de la capital y los alrededores del Palacio Presidencial de Itihadiya se convirtieron en un mar de banderas egipcias y de fotografías de Al Sisi, considerado casi como un héroe popular.
Mientras, en otros puntos del país, decenas de miles de islamistas se manifestaban para dar su respaldo a Mursi.
La jornada no estuvo exenta de incidentes y al menos cinco personas murieron y decenas resultaron heridas en choques entre detractores y opositores del exmandatario.
Los enfrentamientos más graves se registraron en Alejandría.