El presidente francés, François Hollande, ha reclamado en un discurso ante el pleno de la Eurocámara relajar los objetivos de déficit para los Estados miembros con el fin de no condenar a Europa a «la austeridad sin fin».
Hollande ha pedido además a los países con superávit por cuenta corriente, como Alemania, que estimulen su demanda interna para impulsar la recuperación en toda la Eurozona y ha defendido que la UE se dote de una política de tipos de cambio frente al resto de divisas.
La recuperación, ha dicho Hollande, «pasa necesariamente por el desendeudamiento y la mejora de la competitividad». «Pero esta política, por muy necesaria que sea, debe adaptarse a las situaciones nacionales y aplicarse con discernimiento a lo largo del tiempo. Si no, condenaríamos a Europa a la austeridad sin fin, y yo lo rechazo», ha sostenido.
«Francia ha adoptado sus compromisos y los mantendrá. Pero al mismo tiempo, debemos de forma colectiva y constante ajustar nuestros objetivos a la realidad de la coyuntura», ha dicho el presidente galo.
La Comisión Europea ya ha anunciado que podría dar más tiempo a España y a otros países para corregir su déficit excesivo una vez que se conozcan sus previsiones económicas de invierno el 22 de diciembre.
Fondos estructurales
Además, Hollande defendió la necesidad de que el presupuesto europeo mantenga las partidas de fondos estructurales y de cohesión sin recortes importantes, para permitir que países golpeados por la crisis, como España, vuelvan a crecer cuanto antes.
A juicio de Hollande, para salir de la crisis es necesario que los países de la Eurozona refuercen la coordinación de sus políticas económicas. Así, aquellos que tienen superávit por cuenta corriente y una elevada competitividad, como Alemania, a la que no ha mencionado directamente en su discurso, «deben relanzar su demanda interior para permitir a los demás», los que tienen mayor déficit como España, «conocer el retorno de la actividad».
Finalmente, el presidente francés ha reclamado a los líderes europeos «reflexionar sobre el lugar del euro en el mundo». «No puede fluctuar según los humores del mercado. Una zona monetaria debe tener una política de tipos de cambio. De lo contrario se le impone una paridad que no corresponde al Estado real de su economía», ha avisado.