Francia y Alemania se enfrentaron ayer por las diferencias en torno a si el Banco Central Europeo debe intervenir más para frenar la crisis de deuda de la zona euro. Ante un aumento de los costos de endeudamiento a medida que su calificación crediticia «AAA» se ve amenazada, Francia parece abogar por una acción más contundente del BCE, sumándose a la creciente presión global encabezada por el presidente Barak Obama.
El contagio en el mercado de bonos se está propagando por Europa. El rendimiento del bono italiano supera el 7 por ciento, una tasa insostenible en el largo plazo. Los bonos emitidos por Francia, Holanda y Austria -que junto con Alemania forman el corazón de la zona euro- también han subido.
«El rol del BCE es asegurar la estabilidad del euro, pero también la estabilidad financiera de Europa. Confiamos en que el BCE tomará las medidas necesarias para asegurar la estabilidad financiera en Europa», dijo ayer la portavoz del Gobierno galo, Valerie Pecresse.
Sin justificación
Pecresse dijo que «no se justifica» la prima de riesgo que cobran los inversores por comprar deuda pública francesa en vez de los referenciales bonos alemanes a diez años, considerados más seguros.
La canciller alemana, Angela Merkel, dejó claro que Berlín resistirá la presión para que el banco central asuma un papel mayor para resolver la crisis de deuda y dijo que las regulaciones de la UE prohibían una acción de ese tipo. «De la forma en que vemos los tratados, el BCE no tiene la posibilidad de resolver estos problemas», dijo Merkel.