El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, urgió hoy a los congresistas a que alcancen un «compromiso bipartidista» sobre la deuda como «solución» para evitar la suspensión de pagos antes de la fecha límite del 2 de agosto.
«Hay muchas maneras de salir de este embrollo, pero apenas nos queda tiempo (...) Es el momento del compromiso», dijo Obama en un discurso televisado, después de que en la noche del jueves quedase bloqueada la votación en el Congreso de un plan para elevar el techo de deuda.
«Hay muchas crisis que no se pueden prever, pero la solución de ésta se encuentra en nuestras manos», aseveró el mandatario estadounidense.
Pese a la llamada de Obama, no parece haber salida inmediata a la crisis de deuda ya que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, anunció su intención de retocar su plan, rechazado el día anterior ante la falta de respaldo del Tea Party, para someterlo nuevamente a votación ayer.
El presidente estadounidense afirmó que el plan de Boehner «no es una solución», ya que es una propuesta que no pasará el Senado, de mayoría demócrata, y nos hará «revivir este debate en unos meses».
Diferentes planes
El plan republicano plantea un recorte del gasto de casi un billón de dólares en los próximos diez años y permitiría elevar el techo de deuda, actualmente en 14,3 billones de dólares, hasta finales de este año, pero obligaría a una nueva votación a comienzos de 2012.
Los demócratas y Obama exigen un acuerdo más amplio, que incluye recortes de 2,2 billones de dólares en la próxima década, y a cambio permitiría aumentar el tope de deuda hasta 2013.
Obama subrayó ayer que la distancia entre «ambos planes no es tan grande» e instó a los miembros del Congreso a que «encuentren puntos en común».
Por último, remarcó: «A pesar de toda la intriga y el drama que está teniendo lugar en el Capitolio ahora, estoy confiado en que el sentido común y las cabezas frías se impondrán».
El Tesoro de Estados Unidos ha reiterado que el 2 de agosto es la fecha en la que el Gobierno se quedaría sin fondos para hacer frente a sus obligaciones, por lo que, de no aprobarse la subida del tope, debería decidir a quién paga y a quién no.