Cada vez son más los griegos que deciden no pagar por unos servicios públicos cada vez más caros y llaman a la desobediencia civil para protestar contra las duras medidas de ajuste del Gobierno. Con enormes pancartas en las que se lee «Den Pliróno» (No pago), gente de todas las edades recibe a diario a los viajeros del metro y de los autobuses de Atenas con una pitada y cánticos del tipo: «No pagamos la crisis de otros».
Este movimiento ha decidido no rascarse el bolsillo por los billetes de transporte público, ni por los peajes de las autopistas, y anima a los ciudadanos a seguir su ejemplo, pese a la amenaza de multas.
Preocupación
El primer ministro griego, el socialista Yorgos Papandréu, ha manifestado ya en el Parlamento su preocupación por los casos de desobediencia civil y el portavoz del Gobierno, Yorgos Petalotís, declaró: «no es un movimiento, son unos aprovechados». Ante esta situación, desde hace dos meses grupos de ciudadanos se han organizado para protestar contra el aumento del precio de los billetes del transporte público, entre el 28 y el 80%, según el medio y la ruta.
También protestan por el peaje en las autopistas y contra el incremento del precio de las consultas en los hospitales públicos, que han pasado de los tres a los cinco euros por visita.
Para protestar, sellan las máquinas expendedoras de billetes en las estaciones.
El fenómeno de los pasajeros que viajan sin billetes ha aumentado hasta rozar el 40% en los autobuses y hasta un 15% en el resto de los medios de transporte, según estimaciones oficiales.