El presidente ruso, Dmitri Medvédev, declaró hoy el estado de emergencia en siete regiones de la parte europea de Rusia debido a los graves incendios forestales, que en los últimos días se han cobrado ya la vida de 40 personas. El decreto afecta a las regiones de Moscú, Vladímir, Vorónezh, Riazán, Nizhni Nóvgorod y a las repúblicas de Mari-El y Mordovia, donde el fuego ha arrasado pueblos enteros y dejado sin hogar a miles de personas.
Medvédev, que reconoció que el país no está preparado para hacer frente a tamaño desastre, instó a las autoridades regionales a movilizar a la ciudadanía y a los miembros de las organizaciones sociales para frenar el virulento avance del fuego. A su vez, ordenó el empleo de efectivos de las Fuerzas Armadas y de otros cuerpos de seguridad para ayudar al personal del ministerio de Situaciones de Emergencia, principal encargado de la lucha contra los incendios.
«Más de dos mil personas se han quedado sin techo. Entre ellos, muchos niños, ancianos y enfermos. Muchas familias se han quedado sin nada. El fuego lo ha destruido todo. Esta es una gran tragedia», señaló Medvédev. Además, el decreto presidencial limita el acceso de los ciudadanos y restringe las actividades económicas en las zonas más castigadas por los incendios forestales, que han arrasado ya más de medio millón de hectáreas en todo el país. «El Estado comprende, indudablemente, su responsabilidad. Mucho depende de nuestro comportamiento. La ciudad es sofocante, hace mucho calor y a uno le apetece ir al campo. Recuerden que una sola cerilla puede acarrear una desgracia irreparable», añadió.
Al respecto, el ministro de Emergencia, Serguéi Shoigú, culpó hoy de los incendios a los excursionistas que encienden hogueras para asar carne y quemar basura en el bosque, sin preocuparse por su extinción. Los incendios, que han causado 6.500 millones de rublos en pérdidas económicas (165 millones de euros), coinciden con la ola de calor más abrasadora que se recuerda en el centro de Rusia.
Según las previsiones meteorológicas, las temperaturas seguirán rondando esta semana los 35-40 grados y no se prevén precipitaciones, por lo que se mantendrá el estado de alerta por sequía en casi una treintena de regiones. La televisión rusa mostró hoy imágenes de cómo el fuego sigue arrasando bosques enteros y amenaza pequeñas localidades donde todas las casas son de madera y no llueve desde principios de junio. Cientos de miles de personas han tenido que formar improvisadas brigadas para combatir con palas y hachas el avance del fuego hacia sus pueblos, ante la falta de personal y equipos contraincendios por parte de las autoridades.
En total, siete aviones y trece helicópteros combaten el fuego en toda Rusia, uno de los países con mayor superficie boscosa del planeta. El ministerio de Emergencia informó hoy de que entre los 40 muertos -19 de ellos en Nizhni Nóvgorod- figuran al menos dos niños, que perecieron víctimas de los incendios en la región de Moscú, que rodea la capital rusa. Por esa razón, Moscú amaneció hoy nuevamente cubierta por un manto de humo, que dificulta la respiración y la visibilidad a sus diez millones de habitantes.
A primeras horas de la mañana del lunes, unos 7.000 incendios aún estaban activos en todo el país, donde 77 localidades han sido en mayor o menor medida pasto de las llamas. El anuncio del decreto presidencial coincidió con una reunión extraordinaria del primer ministro, Vladímir Putin, con los gobernadores de las 14 regiones más afectadas. «No estamos preparados para (un desastre de) tal magnitud. Deben aunarse las fuerzas y medios necesarios para afrontar dicha amenaza», dijo.
Putin criticó la gestión de la crisis por parte de los gobernadores, a los que llamó a asumir su responsabilidad a la hora de construir nuevas casas para los damnificados o compensarles con dinero antes de la llegada del crudo invierno. La oposición acusó al Gobierno de abandonar el mundo rural a su suerte y, en particular, a Putin por imponer en 2007 un nuevo código forestal que eximió al Estado central de toda responsabilidad a la hora de proteger los bosques, y por disolver la aviación forestal.
Esa ley cedió toda la responsabilidad a las regiones y benefició a los empresarios madereros, a los productores de celulosa y a los constructores de urbanizaciones en zonas boscosas, que son ahora, como arrendatarios privados, los encargados de su protección. Putin ha ordenado a la Fiscalía que dirima responsabilidades entre las autoridades locales por su inacción ante los incendios, aunque éstas responden que carecen de medios para prevenir los incendios en tan vasto territorio.