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Poder militar 'made in China'

Hu Jintao preside el mayor desfile de la historia del régimen con armas de fabricación propia

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Con una exhibición de su más moderno armamento militar y un masivo espectáculo de 180.000 personas, China celebró ayer el 60 aniversario del régimen comunista, mientras su presidente, Hu Jintao, aseguraba que «sólo la reforma y la apertura» pueden asegurarles el futuro a los chinos.

Los más modernos tanques, misiles y cazas del Ejército de Liberación Popular de China, todos ellos de fabricación propia, desfilaron por la Avenida de Chang An, en el centro de Pekín, y frente a la Plaza de Tiananmen, en el principal acto de celebración por el sexagésimo aniversario.

En casi un calco estético de los desfiles de hace 60 años, cuando Mao supervisaba las tropas acompañado de Nikita Jruschov, Kim Il-sung o Ho Chi-minh, el gigante asiático mostró al mundo lo mejor de décadas de historia desarrollista, olvidando sufrimientos tales como la Revolución Cultural o el Gran Salto Adelante.

Junto a la puerta de Tiananmen se exhibieron 8.000 soldados de élite, 150 cazas de última generación y cerca de 500 vehículos armados.
El espectáculo, que China ha celebrado sólo en los años 50, en 1984 y en 1999, tuvo lugar en una ciudad tomada por las fuerzas de seguridad y cuyo centro permaneció completamente cerrado a los ciudadanos de a pie durante todo el día.

En los veinte años transcurridos desde Tiananmen, China consagró su «socialismo de mercado». Entre 1988 y 1998 el país experimentó el mayor crecimiento económico del mundo (con promedios anuales superiores al doce por ciento), pero este crecimiento no se ha visto acompañado de un desarrollo tecnológico digno de tal nombre y se ha basado, sobre todo, en las inversiones extranjeras y en la explotación de millones de trabajadores baratos y políticamente sumisos.

Las organizaciones internacionales de derechos humanos alzaron ayer su voz contra la intensificación de la represión y la censura que ha supuesto la celebración del aniversario.

«El creciente poder blando de China tiene dos consecuencias para los derechos humanos: legitima a un régimen político que continúa violando los derechos humanos y arrulla a la comunidad internacional para que olvide las graves violaciones de estos derechos en China», señaló la ONG Human Rights in China (HRIC) en un comunicado.

«Queremos dejar claro que no objetamos honrar a China como una nación, una gran civilización de brillantes personas» sino «al régimen del Partido Comunista de China, una entidad política que ha sido responsable históricamente de muchas violaciones graves de los derechos humanos», dice Carroll Bogert, directora asociada de Human Rights Watch.

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