AGENCIAS-NUEVA YORK/WASHINGTON
El senador Edward Kennedy falleció ayer a los 77 años víctima del tumor cerebral que padecía. Con él desaparece una de las figuras más importantes del Partido Demócrata así como el patriarca de una saga familiar a la que ha perseguido la tragedia.
Kennedy, el 'León del Senado', pasó gran parte de los últimos 50 años de su vida en la Cámara Alta, donde sirvió junto a diez presidentes, entre ellos su hermano, John F. Kennedy, lo que le ha convertido en el tercer senador más longevo.
Ahora, Edward será enterrado en el Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia, donde descansan sus dos hermanos. Según informa la CNN, que cita una fuente del Departamento de Defensa, responsables del Ejército y representantes Kennedy se reunieron en este cementerio hace unas semanas para discutir el plan del entierro.
Por otra parte, su muerte ha supuesto que su partido se quede sin la mayoría necesaria en la Cámara Alta para que Obama pueda sacar adelante su controvertido proyecto de reforma sanitaria, un desequilibrio que podría tardar meses en subsanarse.
Sabedor de este hecho, la semana pasada, Kennedy solicitó al gobernador de Massachusetts que actuara rápido para encontrarle un sustituto.
Tumor cerebral
El senador fue diagnosticado de un tumor cerebral en mayo del año pasado, del que fue operado, aunque no se le pudo extirpar por completo. Su hijo, el congresista Patrick Kennedy, reconoció recientemente que el senador superó las expectativas que le habían dado los médicos. Pese a su delicada situación, tuvo una sorpresiva aparición en la Convención Demócrata de Denver, hace justo un año, donde acudió para respaldar la candidatura presidencial de Barack Obama.
Con un discurso emotivo, lúcido y brillante, Kennedy prometió en aquella ocasión estar presente cuando Obama tomará posesión de la Casa Blanca y así lo hizo, participando en los actos de investidura, donde sufrió un ligero desmayo.