La líder opositora birmana Aung San Suu Kyi fue condenada ayer por un tribunal de Rangún a tres años de prisión y trabajos forzados por violar las normas de su arresto domiciliario al albergar durante dos días a un ciudadano estadounidense, una pena que fue suavizada por la Junta Militar que gobierna el país al reducirla a 18 meses y permitir que la cumpla en su domicilio.
Momentos después de darse a conocer el veredicto del tribunal, el ministro del Interior, el general Muang Oo, anunció que la Junta había decidido reducir su sentencia teniendo en cuenta que la líder opositora es hija del héroe de la independencia birmana Aung San, así como «el deber de preservar la paz y la tranquilidad y evitar cualquier disturbio en el camino de la democracia». Tras conocer la decisión, la líder opositora fue llevada de nuevo a su casa.
Veredicto esperado
El veredicto de culpabilidad contra la premio Nobel de la Paz, que actualmente tiene 64 años de edad, era esperado, en un caso que según los críticos ha sido fabricado por la Junta Militar para que Suu Kyi no pueda participar en las elecciones generales, que están previstas para el año que viene. Los cargos fueron presentados a sólo diez días de que expirase la orden de arresto domiciliario anterior de la premio Nobel después de que el estadounidense John Yettaw atravesase a nado un lago para llegar al domicilio de Suu Kyi, donde permaneció durante dos días. La líder opositora dijo que en un principio no supo de la presencia de Yettaw y que luego le pidió que se fuera, pero que éste no quiso.
Por su parte, Yettaw fue condenado a siete años de prisión y trabajos forzados.
La líder opositora ha vivido privada de libertad durante casi 14 de los últimos 20 años.