El presidente de Ecuador, Rafael Correa, asumirá hoy un nuevo mandato con poderes reforzados y el desafío de que los coletazos locales de la crisis financiera global no le impidan profundizar su «revolución socialista».
En el nuevo período de gobierno de cuatro años, Correa apelará a reformas en sectores clave de la economía para obtener mayores ingresos para sus millonarios proyectos sociales y aumentar el control estatal en áreas privadas, gracias a los mayores poderes que sumó en una nueva Constitución aprobada el año pasado.
«Vamos a profundizar y radicalizar la revolución ciudadana (...) Nada ni nadie detendrá el huracán de soberanía y dignidad», dijo recientemente Correa ante cientos de sus seguidores.
Aviso a Colombia
En una muestra del reciente endurecimiento de su discurso, Correa hasta amenazó con responder militarmente a Colombia si repite una incursión como la que realizó el año pasado para atacar un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio ecuatoriano, en el que murió el 'número dos' de la guerrilla, 'Raúl Reyes', y que llevó a Quito a romper relaciones con Bogotá.
Además, el mandatario, con una popularidad del 50 por ciento, tiene que decidir si declara la suspensión del pago o si renegocia la deuda externa con organismos multilaterales por considerar que tienen indicios de «ilegitimidad». Correa ya renegoció parte de la deuda externa del país, el miembro más pequeño de la OPEP, con ese argumento.
Tras más de dos años en el cargo y cinco triunfos consecutivos en las urnas desde que asumió la Presidencia, en 2007, el carismático economista educado en Estados Unidos y Europa ha renegociado agresivamente con multinacionales y acreedores buscando términos más beneficiosos para uno de los países más pobres de la región.
Ahora promete mano dura con las firmas extranjeras por «abusos» al país y con grupos económicos privados locales, entre ellos medios de comunicación, banqueros y empresarios, a quienes acusa de pretender desestabilizar a su Gobierno.
El control de la Asamblea Nacional y una débil oposición ayudarán a Correa, quien se impuso en una inédita primera vuelta en los comicios en abril pasado en un país que ha visto caer a tres presidentes en la última década.