La ciudadana francesa Clotilde Reiss "empleada de la Embajada francesa" y el jefe de la División Política y de Seguridad de la Embajada británica en Teherán, Hosein Rasam, han reconocido su implicación en los disturbios registrados en Irán tras las elecciones presidenciales del pasado 12 de junio y han pedido disculpas y clemencia por los «errores» cometidos en este sentido. Mientras, Francia y Reino Unido ya han protestado por la celebración de este juicio al considerarlo «inaceptable» y basado en acusaciones «infundadas».
Tanto Reiss como Rasam están acusados de los cargos de incitación al desorden público. Además, Reiss ha sido acusada de amenazar la seguridad nacional iraní, un delito que podría ser penado con unos cinco años de cárcel, al igual que el espionaje del que se acusa a Rasam. Sin embargo, si se les declara «mohareb» (enemigos de Dios), la pena puede ser la muerte.
Acusaciones
Ambos participaban en «un plan de la oposición y los países extranjeros para derrocar al régimen», según el fiscal del tribunal, Abdolreza Mohabat, citado por la agencia semioficial de noticias Fars. Mohabat acusó a las autoridades británicas y estadounidenses de haber desempeñado un papel en los «disturbios», en los que, también según Mohabat, murieron 30 personas. «Algunos diplomáticos británicos tomaron parte en reuniones ilegales en Teherán», según el fiscal.
Rasam, según los medios oficiales, ha confesado haber formado parte de una campaña para alimentar las protestas, manteniendo contactos con la oposición al triunfador de las elecciones, el presidente Mahmud Ahmadineyad, sobre todo con su principal rival en los comicios, el candidato derrotado Mir Hosein Musavi, y a instancias del Gobierno británico.
«En el juicio, Rasam ha hablado sobre la clara interferencia de los diplomáticos británicos, y de sus contactos con los políticos moderados y con la sede de campaña de Musavi», según el medio. Rasam reconoció que recabó información sobre los disturbios y que fue entregada a las autoridades estadounidenses.
Reiss reconoció que había estado presente durante un episodio de protestas en la ciudad iraní de donde impartía clases de francés, Isfahan. Posteriormente, Reiss reconoció haber entregado «un informe» sobre los disturbios a la Sección Cultural de la Embajada francesa en Teherán, dirigida por el secretario Nazak Ashfar, quien también está siendo juzgado por las autoridades.
«No debería haber participado en las manifestaciones ilegales (...). Lo lamento (...). Pido perdón a la nación iraní al tribunal y espero que me perdonen», afirmó Reiss durante el juicio, citada por la agencia de noticias estatal IRNA. Reiss fue detenida en el Aeropuerto Internacional Imán Jomeini de Teherán el 1 de julio cuando intentaba salir del país.
Reiss reconoció haber participado en las protestas de los días 15 y 16 de junio. «Lo hice por curiosidad y para estar al tanto de la situación política iraní. Quería saber lo que estaba ocurriendo», dijo.