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Brown intenta frenar el golpe de los malos resultados 'a lo Sarkozy'

El 'premier' británico anuncia una serie de medidas urgentes para reformar el sistema político

Gordon Brown intenta hacer frente al período más crítico de su carrera con un plan para «limpiar» el Parlamento británico

EVA MARTÍNEZ MILLÀN-LONDRES

El primer ministro británico, Gordon Brown, propuso ayer articular un sistema para expulsar del Parlamento a diputados de los que se haya probado una conducta reprobable y avanzó su interés por acometer cambios en el modelo electoral vigente, en lo que representan las principales novedades de la reforma del sistema político prevista por el Gobierno tras el escándalo de los gastos y con las que el mandatario pretende recuperar autoridad tras el período más crítico de su carrera.

A primera vista parece que Brown quiere frenar su mala racha con una cadena de medidas urgentes, muy al estilo Sarkozy.

En una comparecencia ante la Cámara de los Comunes después de la sesión de control, Brown dio a conocer tanto los planteamientos a corto plazo para reaccionar a la tormenta generada por los abusos de los parlamentarios, como las apuestas a largo plazo barajadas por su equipo para «limpiar» el aparato institucional en su conjunto.

Este primer paso, promovido para retomar el pulso ante su partido y los propios votantes aspira, según el mandatario, a reconectar a la ciudadanía con la clase política y superar el profundo descrédito que dejó como consecuencia la polémica generada por la serie que el diario Daily Telegraph publica desde el 8 de mayo y que se cobró víctimas políticas como el presidente de los Comunes, Michael Martin, quien dejará el cargo el 22 de junio, y varios ministros del Gobierno, entre ellos la titular de Interior, Jacqui Smith.

En su intervención de ayer, Brown destacó la obligación de implicar a los británicos con la actividad del Parlamento y consideró que expulsar a quienes hayan mostrado una mala conducta pública contribuirá a que la sociedad vea su Cámara de Representantes un lugar al que los miembros «van por el servicio público».

«Todos debemos aceptar con humildad que la confianza ha sido sacudida en el momento en que la gente más nos necesitaba y que la maltrecha reputación de esta institución no podrá ser reparada sin un cambio fundamental», asumió.

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