TERESA BOUZA/EFE-WASHINGTON
Por definición hay pocas cosas que dejan sin palabras a un portavoz, pero una de ellas es que el jefe aparezca por sorpresa y le quite el lugar, como hizo ayer el presidente de EEUU, Barack Obama, a su director de prensa, Robert Gibbs, para anunciar el retiro del juez del Supremo David Souter.
En la rueda de prensa diaria de Gibbs, la noticia de que Soulter se retiraba y dejaba así una vacante en el Supremo había protagonizado la mayoría de las preguntas.
Gibbs se había limitado a contestar que hasta ese momento la Casa Blanca no había recibido una notificación «formal» de que el juez tuviera intención de jubilarse.
Cuando respondía lo mismo por enésima vez y los periodistas empezaban a mirar la hora, se abrió la puerta que comunica la sala de prensa de la Casa Blanca con los despachos del Ala Oeste.
Atónitos
Los reporteros se quedaron atónitos al ver entrar al propio Obama, acompañado de varios funcionarios, entre ellos su jefe de Gabinete, Rahm Emanuel.
Hasta tal punto quedaron sorprendidos, que tardaron unos instantes en ponerse en pie, como es preceptivo en EEUU cuando llega el presidente.
Hay veces, cuando uno quiere que se hagan las cosas, que «hay que hacerlas uno mismo», bromeó Obama, al ocupar el podio mientras Gibbs se hacía a un lado.
El presidente estadounidense pasó a anunciar que acababa de hablar con Souter y que le había comunicado su renuncia al puesto vitalicio en el Supremo.
Obama afirmó que elegirá a alguien imparcial, independiente, excelente e íntegro para sustituirlo.
La máxima instancia judicial tiene la última palabra en temas tan controvertidos en EEUU como la pena de muerte y el aborto. Eso hace que los nombramientos sean objeto de polémica y gran expectación. El 105 juez del Supremo fue elegido para el cargo en 1990 por George Bush padre. Su talante progresista fue una desagradable sorpresa para la derecha, hasta el punto de que los conservadores utilizan el término souter como sinónimo de traidor. Durante su carrera ha defendido el derecho de la mujer al aborto, los programas para ayudar a las minorías y la implementación de reglas más estrictas en la financiación de las campañas electorales. También se ha mostrado partidario de limitar la pena de muerte y a favor de los derechos de los detenidos en Guantánamo.