Los líderes europeos del G-20 pidieron ayer duplicar los recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI), hasta situarlos en 500.000 millones de dólares, para que este órgano pueda asistir con mayor rapidez y flexibilidad a los países que tengan dificultades para pagar su deuda. Apostaron además por reforzar los poderes del FMI y del Foro de Estabilidad financiera para que se encarguen de controlar la aplicación de las reformas del sistema financiero internacional.
Éstas son algunas de las siete propuestas concretas que la UE llevará a la cumbre del G-20 que se celebra en Londres el 2 de abril con la participación de los principales países industrializados y emergentes del mundo. Las presentaron en una rueda de prensa conjunta los participantes en la cumbre de Berlín: la anfitriona, Angela Merkel; el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero; el presidente francés, Nicolas Sarkozy; el primer ministro británico, Gordon Brown; el italiano, Silvio Berlusconi; el holandés, Jan Peter Balkenende; el luxemburgués, Jean-Claude Juncker; y el checo, Jan Peter Balkenende. También estaba presente el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. 'Hedge funds' Todos ellos reiteraron su propósito de regular todos los productos, mercados y actores financieros, incluyendo los 'hedge funds' y las agencias de calificación de riesgo, para evitar que se repita una crisis como la actual. Además, anunciaron que elaborarán una lista de paraísos fiscales que no cooperen con los Gobiernos y exigirán que se les impongan sanciones. Y propusieron que los bancos refuercen sus provisiones en los buenos momentos económicos para poder resistir mejor a las recesiones, siguiendo así el ejemplo del modelo español de regulación.
«Tenemos confianza y seguridad de que, aun con las dificultades y serias que vamos a atravesar, unidos vamos a salir de la crisis para tener un nuevo sistema financiero internacional sólido, transparente, ético», dijo Zapatero en la rueda de prensa.
Merkel subrayó que la prioridad es «restaurar la confianza en los mercados» y «emitir la señal de que tenemos la oportunidad de salir más fuertes de esta crisis con una nueva arquitectura financiera». Por su parte, Sarkozy avisó de que la reunión del G-20 será «la última oportunidad». «No podemos permitirnos un fracaso en Londres», dijo.
El primer ministro italiano insistió en la necesidad de que los países de la UE coordinen su respuesta frente a la crisis y busquen el apoyo de EE UU y de países emergentes como China. Y su homólogo luxemburgués y presidente del Eurogrupo pidió «no cometer el error de pedir nuevas medidas cada día» y esperar a ver los resultados de las medidas de estímulo ya aprobadas antes de decidir otras nuevas.
Pacto de Estabilidad
Juncker admitió que los planes de estímulo son necesarios para combatir la recesión pero pidió que se respete el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) y que los países de la UE diseñen «estrategias de salida» del déficit y la deuda cuando mejore la situación.
El presidente Zapatero insistió en que es necesario «erradicar» los paraísos fiscales, limitar los incentivos que llevan a los directivos de los bancos a adoptar riesgos excesivos, crear un sistema de supervisión global transparente y evitar las medidas proteccionistas. Dijo que la reunión del G-20 que se celebró el pasado noviembre en Washington sirvió para planificar la reforma del sistema financiero internacional y que espera que Londres «sea una cumbre de decisiones y de acción».
El presidente Zapatero expresó su rechazo a todas las formas de proteccionismo, y en particular al proteccionismo financiero, por ser un «espejismo económico» que acaba siendo «perjudicial» para todos los países. En todo caso, dijo que la lucha contra el proteccionismo es «perfectamente compatible» con el apoyo a sectores industriales en dificultades, como el del automóvil. Y apuntó que corresponde a la Comisión Europea garantizar que los planes de cada país, tanto los bancarios como los del sector del automóvil, respetan las reglas.
Los líderes europeos del G-20 se comprometieron a que todas las medidas que adopten frente a la crisis «limiten al mínimo las distorsiones a la competencia» y pidieron al resto de países del mundo que hagan lo mismo.
Aseguraron que evitarán las medidas proteccionistas y reclamaron que se relance la ronda de liberalización comercial de Doha.
El primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, pidió que la crisis no haga olvidar la «solidaridad» con los países más afectados.
En este sentido, el primer ministro británico, Gordon Brown, reclamó una «acción internacional» para ayudar a los países del Este y del Centro de Europa y defendió aumentar los recursos del FMI hasta los 500.000 millones de dólares.