Barack Obama reconoció ayer que no cerrará Guantánamo en los 100 primeros días de su presidencia, tal como apuntó en la campaña electoral. Con todo, reiteró que la decisión de cerrar esta controvertida instalación es firme. «Es más difícil de lo que la gente piensa», afirmó el presidente electo en unas declaraciones que emitirá en las próximas horas la cadena norteamericana ABC. «Creo que la decisión va a tomar un cierto tiempo y que nuestros equipos de juristas trabajan con los responsables de seguridad nacional, en este mismo momento, para llegar a saber exactamente lo que podremos hacer», señaló Obama.
El campo de prisioneros de Guantánamo se ha convertido en el símbolo de los aspectos más controvertidos de la guerra contra el terrorismo lanzada por la Administración Bush, tras los atentados del 11-S.
Obama considera que esta decisión no esconde una posición ambigua sobre el cierre del penal, tan sólo que los procedimientos que vamos a utilizar «respetan nuestra Constitución».
El presidente electo de Estados Unidos instó nuevamente al Gobierno estadounidense a aceptar el plan de rescate para incrementar el flujo de crédito, pero anticipó fuertes medidas de control para seguir la pista del dinero que será entregado a los bancos para reactivar los mercados estadounidenses.
Obama no escondió su desacuerdo con los numerosos retrasos en el Congreso a la hora de aprobar el llamado Programa de Rescate de Activos en Problemas (TARP, por su sigla en inglés). «Yo, como muchos otros, estoy decepcionado con la manera en la que se ha desarrollado el TARP», declaró. «Nos hemos dado cuenta de que no estamos rastreando el camino que sigue el dinero», añadió.
El presidente electo indicó que su deseo para el programa es que se aplique directamente sobre las familias e incremente el flujo de crédito sobre la pequeña empresa. «He pedido a mi equipo que trabaje en conjunto, que imponga una serie de principios para mantener la transparencia del programa», indicó. De momento, la Casa Blanca ha anunciado que la Administración Bush discutirá con el equipo de Obama la posibilidad de recibir ya la segunda mitad de los más de 700 millones de dólares que componen el fondo de ayuda, con objeto de asegurar que los fondos están listos para el próximo 20 de enero, cuando Obama asuma su nuevo cargo.