Las autoridades de Rusia y Ucrania se han comprometido con la UE a someter a verificación internacional su disputa sobre el tránsito de gas ruso a Europa, cuya interrupción ha creado ya en varios estados europeos una situación de emergencia.
El presidente de turno de la UE, el checo Mirek Topolanek, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, anunciaron ayer ese compromiso contraído tras una serie de contactos telefónicos. «Es una luz al final del túnel», afirmó el primer ministro Topolanek, quien se expresó no obstante con extrema cautela sobre los resultados prácticos del acuerdo.
Según los dos máximos responsables europeos, la presidencia de turno checa y la CE invitaron a representantes de los monopolios estatales del gas de Rusia y Ucrania a una reunión «técnica», hoy en Bruselas, en la que se decidirán las condiciones del envío de la misión.
Se trata de comprobar a qué obedece la interrupción del flujo de gas ruso que debería transitar por Ucrania hacia Europa.
Según Barroso, que habló en las últimas horas tanto con el primer ministro ruso, Vladímir Putin, como con la primera ministra ucraniana, Yulia Timoshenko, ambas partes aseguran estar cumpliendo sus contratos.
«Putin me ha dicho que Rusia proporciona el gas, pero que hay problema de tránsito por Ucrania; por su parte, la primera ministra Timoshenko me asegura que no hay problema, y que puede enviar el gas, si lo recibe de Rusia», refirió Barroso.
Hasta el momento, 16 países europeos "11 de ellos de la UE" se han visto afectados por la reducción de las exportaciones de este carburante en plena ola de frío y la situación es especialmente grave en Bulgaria, que depende de las importaciones desde Rusia en más de un 90%. Su vecina Rumania ha declarado el estado de emergencia y ha afirmado que tiene recursos suficientes de gas para 100 días.
En la lista de afectados, además de Bulgaria y Rumania, se encuentran Hungría, Eslovenia, Austria, Polonia, Grecia, Alemania, Francia e Italia, al igual que otros Estados no comunitarios como Serbia o Macedonia. Países como España, Irlanda y el Reino Unido figuran entre los menos expuestos a la crisis, ya que no importan gas de Rusia.