La contienda electoral estadounidense se ha convertido literalmente en una campaña de armas tomar, pues el temor a que, en caso de victoria, Barack Obama restrinja la venta de armas ha disparado las compras de fusiles y pistolas.
Estados Unidos atraviesa por una grave crisis económica que ha llevado a sus ciudadanos a recortar gastos y a mirar bien el bolsillo para poder llegar a fin de mes.
Pero hay un producto de necesidad dudosa cuyas ventas se han disparado: las armas. Los analistas estudian a qué se debe, ¿la crisis?, ¿la inseguridad? ¿las elecciones? La respuesta es mucho más sencilla.
«La gente compra armas porque cree que Obama va a hacer más restricciones pero no creo que sea porque haya algún peligro, es una cosa temporal», dice Gary Kleck, investigador del Centro de Criminología de la Universidad Estatal de Florida.
Tras las elecciones, aseguró, «la compra de armas descenderá o volverá a su normalidad, no hay ningún peligro porque la crisis no ha cambiado los índices de criminalidad».
Tanto Obama como McCain dicen que apoyan la Segunda Enmienda a la Constitución, que autoriza a los estadounidenses a tener armas.
Pero la sombra de la duda planea sobre los demócratas. El compañero de fórmula de Obama, el senador Joe Biden, recordó en un discurso que él fue uno de los artífices de la prohibición de las armas de asalto "que se firmó con el presidente Bill Clinton" y aseguró que seguiría trabajando para reforzar la ley.
Obama ha reiterado que cree en la Segunda Enmienda, pero también ha dicho que no hay nada de malo en tomar ciertas medidas de «sentido común», lo que ha alarmado a los partidarios de las armas.
La enmienda recoge de una manera un tanto ambigua el derecho a poseer armas. «Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas», dice el texto.
Esto ha dado lugar a una doble interpretación. Por parte de sus partidarios, queda claro el derecho a tener un arma para defensa personal, mientras que sus detractores consideran que es un concepto antiguo que se refería a las milicias.
Sea como fuere, este ha sido un tema delicado en otras campañas electorales, e influyó en el resultado de las presidenciales de 2000, en las que el demócrata Al Gore fue derrotado por George W. Bush.
Según el diario especializado The Politico, si en vez de ganar en Florida, uno de los estados más difíciles de conquistar y tradicionalmente republicano, Gore hubiera convencido a los partidarios de las armas de Tennessee, Arkansas y Virginia, podría haber sido el presidente número 42 de EE UU.