EVA MARTÍNEZ-LONDRES
El candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, Barack Obama, confirmó ayer al concluir su periplo internacional de esta semana que la gira que lo llevó por Afganistán, Irak, Oriente Próximo y algunas de las principales capitales de Europa «da algún sentido de dónde una Administración Obama dirigiría la política exterior», si bien desconfió de que el viaje obtenga «impacto político inmediato» en su país. Pese a todo, en Estados Unidos los medios de información son unánimes al calificar de «rotundo éxito» la gira del candidato a la que califican de 'gira presidencial'.
En declaraciones en el exterior de la residencia oficial del primer ministro de Reino Unido, Gordon Brown, con quien se entrevistó por espacio de unas dos horas, Obama admitió incluso que «no se sorprendería» si en algunos sondeos se recortasen las distancias respecto al aspirante republicano, John McCain. «Hemos estado fuera una semana», recordó.
No obstante, reivindicó la necesidad de acometer viajes de esta naturaleza, pese a los costes políticos o las críticas que ya le ha granjeado por parte de su rival en la carrera por la Casa Blanca, puesto que «muchas de las cuestiones a las que nos enfrentamos en casa no podrán ser resultas de forma efectiva a no ser que existan socios potentes en el extranjero».
Por ello, según explicó, en su «increíble conversación» con Gordon Brown no sólo evaluaron el interés mutuo por «fortalecer las relaciones trasatlánticas», sino que también la lucha contra el cambio climático, la situación en Oriente Próximo, la política antiterrorista o el futuro de la operación militar en Irak y Afganistán.