EFE-BOGOTÀ
Familiares de los rehenes de las FARC, funcionarios y analistas confían en que la nueva dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), tras la muerte de su máximo líder, 'Manuel Marulanda', dé algún viraje y posibilite una salida negociada por la puesta en libertad de los rehenes.
El defensor del Pueblo, Volmar Pérez, expresó ayer su confianza en que la designación de 'Cano', alias de Guillermo León Sáenz, un antropólogo próximo a cumplir 60 años y que siempre ha sido considerado de «la línea política», facilite el acuerdo humanitario y «revalúe la guerra».
«Si al frente de las FARC predomina la línea política, uno podría esperar que los nuevos responsables de su conducción entiendan esa necesidad, que hay que privilegiar más el diálogo político, que hay que acogerse a las normas del derecho internacional humanitario», dijo Pérez.
Añadió que, en esa línea, confía en que la nueva jefatura baje la intensidad de la confrontación armada y urgió a «posibilitar la realización de un acuerdo humanitario que nos garantice el retorno a la libertad de todos los secuestrados».
Las FARC tienen más de 700 secuestrados, según cifras del Gobierno, de los que consideran «canjeables» a 40, entre ellos a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, a tres estadounidenses, varios políticos, soldados y policías.
Por sus «prisioneros de guerra», las FARC han sugerido el intercambio por unos 500 de sus rebeldes presos.
También han exigido la desmilitarización de un territorio de dos municipios, Florida y Pradera, a lo que se opone el presidente Àlvaro Uribe.
La senadora opositora Piedad Córdoba, que junto al presidente Chávez fue mediadora para la búsqueda del acuerdo humanitario, considera que con 'Alfonso Cano' será posible seguir trabajando en ese objetivo.
La ex mediadora admitió que ve el acceso de 'Cano' a la máxima comandancia de las FARC con «mucha esperanza por la paz».