El presidente francés, Nicolás Sarkozy, puso ayer en pie al Congreso estadounidense con su defensa de la vieja amistad entre los dos países que, según dijo, sigue viva y más fuerte que nunca, pese a los «momentos difíciles» pasados recientemente. «Francia es amiga de los Estados Unidos. Siempre lo ha sido y lo será. Incluso en los momentos complicados, de desacuerdos, hemos trabajado codo con codo», dijo Sarkozy, quien reconoció que esta afirmación ha sido siempre difícil de pronunciar para un presidente francés.
Con sus palabras, que fueron ovacionadas varias veces por los legisladores, el presidente galo pasó página a la difícil etapa que vivieron los dos países por la guerra de Irak, intensificada por la falta de sintonía entre su predecesor, Jacques Chirac, y George W. Bush.
Sarkozy ha abierto con su visita, por tanto, un nuevo capítulo en las relaciones entre los dos países, mucho más amigables e intensas, como lo fueron en otros momentos clave de la historia de ambas naciones.
El discurso del presidente francés tuvo referencias históricas, pero ninguna al conflicto de Irak, aunque éste sí estuvo presente cuando habló de los momentos difíciles que han atravesado las relaciones de los dos países.
Pero esos momentos «complicados, de desacuerdos» han servido como un «lecho de roca» para afianzar la amistad, dijo Sarkozy. «Queremos ser amigos, aliados, socios de Estados Unidos, pero unos aliados independientes», manifestó.