EFE-PARÍS
A un mes de la primera ronda de las elecciones presidenciales francesas, el candidato conservador Nicolas Sarkozy recibió ayer el apoyo del presidente, Jacques Chirac, un respaldo tibio y de doble filo para quien defiende «la ruptura».
El anuncio, esperado desde que Chirac confirmara hace 10 días que no aspiraba a un tercer mandato, dio pie a los principales rivales de Sarkozy para calificarlo como «el heredero» o «el candidato saliente».
En una declaración televisada de dos minutos y sin entusiasmo, Chirac dijo que, como su partido, la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP), escogió a Sarkozy como su candidato presidencial debido a sus «cualidades», le aportará «muy naturalmente» su «voto» y su «apoyo». También anunció que el líder y candidato de la UMP dejará el Gobierno el próximo lunes para dedicarse «de lleno» a la campaña.
Se apuesta que sea reemplazado al frente de Interior por el actual titular de Ultramar y fiel chiraquiano, Francois Baroin, lo que dará lugar a una minirremodelación del Gobierno ya que también se irá el ministro de Sanidad, Xavier Bertrand, para centrarse en su rol de portavoz de campaña de Sarkozy.En su lacónica reacción, escrita, a la decisión de Chirac de apoyarle, el «conmovido» Sarkozy indicó que es «importante» para él en lo «político y personal» y tiene un «gran significado político» por proceder de quien «ha sido presidente de la República durante 12 años y conoce mejor que nadie las exigencias del cargo».
Hecha con la boca pequeña y con modalidades pactadas con Sarkozy, la declaración del presidente Chirac era en cierto modo un epílogo a años de relaciones tumultuosas y muy complicadas entre estos dos avezados políticos, muy parecidos, de generaciones diferentes.