EFE-BRUSELAS/LA HABANA
La propuesta de los expertos de los Estados miembros de suspender
las sanciones europeas contra Cuba, pendiente de una decisión
ministerial el próximo enero, puede ser un paso clave hacia la
reorientación de las relaciones de la UE con el Gobierno y la
disidencia cubana en la línea defendida por España. Si el pasado 16
de noviembre, el comité sobre América Latina del Consejo de la UE
(COLAT) constató que la falta de comunicación con el Gobierno
cubano derivada de las sanciones no es positiva, ayer recomendó la
suspensión de tales medidas y su sustitución por nuevas fórmulas
que propicien un «diálogo reforzado con la oposición». El
presidente de la Comisión europea, Durao Barroso, manifestó en
Estrasburgo que apoyaba la iniciativa.
Las «sanciones» fueron adoptadas por la UE en junio de 2003, a raíz de la detención y condena de 75 disidentes y el fusilamiento de tres secuestradores por parte del régimen cubano. Incluyen la invitación a los disidentes a la celebración de las fiestas nacionales en las embajadas europeas en La Habana, práctica particularmente irritante para el régimen de Fidel Castro, que respondió congelando su interlocución con las legaciones diplomáticas que la aplicasen, entre ellas, la española.
El COLAT, formado por los responsables de América Latina de los Ministerios de Exteriores de la UE, recomendó suspender «temporalmente» esta práctica -en principio hasta junio de 2005- y ordenar a las embajadas europeas que celebren hasta entonces fiestas restringidas sólo al cuerpo diplomático y a sus nacionales, sin presencia de disidentes ni tampoco de altos funcionarios cubanos. Asimismo, propuso revocar las otras medidas de castigo de junio de 2003, que pasan por dar un perfil bajo a los actos culturales europeos en territorio cubano y por reducir al mínimo las visitas de altas autoridades de los Gobiernos europeos a la isla.