MARTA RULLÀN-PARÍS
La dimisión de Alain Juppé al frente de la gobernante UMP abre la
batalla por un puesto considerado trampolín para el Elíseo, en
medio de la guerra abierta entre el presidente, Jacques Chirac, y
su ambicioso ministro de Economía, Nicolas Sarkozy.
La marcha de Juppé, anunciada ayer por el ex primer ministro en una carta a los militantes de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), era esperada tras haber sido condenado en enero pasado por financiación ilegal de su partido, y es un duro golpe para Chirac.
El jefe del Estado se queda sin el que había elegido como su «delfín» y más que probable sucesor en un momento delicado, por su enfrentamiento abierto con Sarkozy, quien no oculta sus aspiraciones a convertirse en presidente de la República en 2007.